Bioética y Sociedad. Lo que va de Italia a España
"En la televisión italiana tan sólo se podrán ver imágenes de alto contenido sexual en programas codificados que dispongan de un servicio que permita a los padres bloquear su acceso a los menores"
Francisco José Ramiro Las Palmas de Gran Canaria DESARROLLA UN INTERESANTE ARTÍCULO DE BIOETICA Y GENERO
Hace unas semanas se prohibió en España un anunció porque fomentaba la violencia de género. Desde la semana pasada en Italia no es posible la pornografía a través de la televisión. La prohibición afecta a todos los canales y a todos los horarios, y tanto a las imágenes como a los contenidos de audio.
La Autoridad para la Garantía de la Comunicación, el organismo que se encarga en Italia de velar porque en la pequeña pantalla se respeten los derechos de los ciudadanos, ha decidido eliminar toda la pornografía de la televisión. En la televisión italiana, tanto pública como privada, tan sólo se podrán ver imágenes de alto contenido sexual en aquellos programas codificados que dispongan de un servicio que permita a los padres bloquear su acceso a los menores de edad. La medida va acompañada de multas que van desde los 5.000 a los 50.000 euros.
La nueva ley contempla también la prohibición de la emisión de los cada vez más explícitos anuncios de líneas eróticas que, en horario nocturno, desde un sinfÍn de pequeñas cadenas ofrecen estos servicios a través de imágenes y conversaciones que buscan abrir el apetito sexual de los televidentes.
Tomar una medida de este tipo se enfrenta a varias dificultades. La primera es que la pornografía es, después de las armas, el negocio que mueve más dinero. Es lógico que los que se están haciendo de oro con ella presionen con diversas argumentaciones indirectas para que no se les acabe su fuente de beneficios.
Además, tenemos el posicionamiento de la tolerancia delicuescente. Como explicaba en un artículo anterior, se trata de un concepto que defiende sobre todo la propia libertad de acción desentendiéndose de sus consecuencias sociales, y de la solidaridad con las demás personas. Esta tolerancia razona que es muy difícil delimitar qué es pornografía. Es cierto que siempre hay fronteras que pueden quedar difusas, pero esto no puede dar pie a hacer salta todas las fronteras. ¿Dónde empieza el porno? «Pornografía es la descripción, la ilustración o la representación, visual y/o verbal, de sujetos eróticos o de actos o actividades relativas a la esfera sexual, que resultan ofensivos para el pudor», ha dicho la Autoridad italiana. Se podrá matizar algún aspecto de esta definición, pero no la verdad de su contenido.
Pero además tenemos que la tolerancia delicuescente olvida el tema de la solidaridad. La pornografía produce principalmente tres daños sociales: aumento de la violencia, incitación a personas en situaciones educativas -niños y adolescentes- a comportamientos descontrolados y clima social de tratamiento de la persona -varón y mujer- como objeto. No se puede defender, sin más, la tolerancia ante la pornografía. Los que quieran mantener esta actitud, deben asumir y responsabilizarse de los costes sociales que está teniendo.
No se trata de ser intolerantes con la vida privada de los demás, pero sí de tomar conciencia de cómo determinadas elecciones de vida privada están teniendo consecuencias sociales de las que no se pueden desentender. Si hace unos años se podía calificar de mojigata la actitud de negarse a tratar el tema del sexo, quizá ahora habría que calificar de tal a la actitud contraria: negarse a cualquier crítica. La pornografía está produciendo un daño social, y sería conveniente que se debatiese su limitación con el fin de gozar de una sociedad más pacífica.
Las asociaciones italianas de telespectadores y usuarios, con la Liga de Consumidores a la cabeza, han aplaudido la decisión de retirar el porno de la televisión. «Se trata de una actuación coherente y valiente que reconoce el pudor como dato objetivo, como un valor de la persona y de la sociedad que debe ser tutelado al tiempo que crea las condiciones para combatir la vulgaridad en las transmisiones radiotelevisivas», ha sentenciado esta organización.
Está bien que en España se prohíba un anuncio, pero quizás sería la ocasión de abordar este tema que afecta tanto a la cuestión de género con una perspectiva más general.
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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