Más que una maca personal, un mal de familia. Así califican algunos analistas políticos la hostilidad del ex presidente argentino Néstor Kirchner hacia los medios de comunicación ahora que Cristina Fernández de Kirchner, su esposa y sucesora en el Gobierno del país suramericano, protagoniza su propio impasse con un periódico local. Pese a sus matices tragicómicos, el suceso es tomado en serio y percibido como un ataque velado a la libertad de prensa en Argentina.
En la tarde del jueves (10.9.2009) más de cien inspectores de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanaron simultáneamente la redacción del diario argentino Clarín, varias empresas del Grupo Clarín y los domicilios particulares de algunos de sus directivos y administradores. El periódico argentino La nación reporta que mientras unos cincuenta funcionarios exigían puertas adentro que les fuera mostrada información fiscal y previsional, más de 120 permanecieron fuera de las instalaciones de Clarín esperando órdenes específicas de sus superiores.
Un operativo confuso
Cristina Fernandez de Kirchner ."Pregúntele a los Kirchner", respondió un inspector al ser consultado por periodistas sobre el motivo de esta medida. "Este es un control rutinario", aseguró otro pese a que la magnitud de la operación sugería todo lo contrario. "Nunca se había hecho un operativo como el de ayer en una empresa. Lo normal es enviar un supervisor con cuatro o cinco inspectores. Como mucho, veinte o veinticinco si se trata de un barrido especial que incluye ver sueldos, detectar trabajo en negro y verificar en el lugar la cantidad de personal", comentaba el editor general adjunto de Clarín, Ricardo Roa, en su editorial de este viernes (11.9.2009).
El editor general del matutino, Ricardo Kirschbaum, ve en el allanamiento una forma de retaliación del Gobierno por la publicación de un reportaje –el mismo día en que tuvo lugar la inspección fiscal– que no beneficia a la administración de Cristina Fernández de Kirchner y por la posición de Clarín de cara a una propuesta de ley que, según sus autores, busca democratizar la prensa y defender la libertad de expresión en Argentina, pero que los comunicadores ven como una amenaza al ejercicio del periodismo crítico.
¿Rutina o retaliación?
En el artículo en cuestión se denunciaba el otorgamiento de un subsidio de 10 millones de dólares a una empresa sin que cumpliera con los requisitos legales establecidos por la Oficina Nacional del Control Comercial Agropecuario (ONCCA). La ONCCA es una dependencia estatal bajo la influencia de Ricardo Echegaray, director del organismo desde donde se ordenó la masiva inspección del Grupo Clarín: la AFIP.
El asunto se habría aclarado a estas alturas si Echegaray hubiera admitido haber autorizado los allanamientos, pero el jefe de la AFIP es quien dio la orden de detener el operativo y quien, desde entonces, ha asegurado que todo se llevó a cabo a sus espaldas. Echegaray conserva su cargo como si nada hubiera ocurrido; la Casa Rosada se mantiene al margen de lo ocurrido; y el jefe de ministros, Aníbal Fernández, insiste en que terceros pueden haber financiado esta puesta en escena. Hasta ahora, nadie sabe quiénes son.
Signos de torpeza política
Prof. Dr. Klaus Bodemer."Los allanamientos recuerdan a ciertas cosas que el presidente Hugo Chávez ha hecho en Venezuela en el pasado, pero uno debe ser cuidadoso al establecer estos paralelismos porque Chávez ha ido mucho más lejos", sostiene el Dr. Klaus Bodemer, colaborador y ex director del Instituto de Estudios Latinoamericanos (ILAS, en inglés) de Hamburgo. "Si la presidenta sabía que este allanamiento estaba teniendo lugar, la acción sólo puede ser descrita como una estupidez".
¿Es este incidente un indicio de lo debilitado que está el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner o de lo contrario? "Los Kirchner siguen teniendo poder en la esfera pública argentina, pero llevar a cabo acciones como el allanamiento de Clarín es una tontería desde el punto de vista táctico", responde Bodemer y agrega: "Claro, prácticamente todo lo que han hecho en los últimos dos años son tonterías, desde la manera en que han tratado al sector agrario argentino hasta la forma en que han llevado la política exterior de Argentina. Esos son signos de torpeza que, al principio de su régimen, no se esperaban de ella".
El "caso Clarín", un aciago precedente
En lo que se refiere al "caso Clarín", está por verse si la última frase del editorial escrito por Ricardo Roa se transforma en una profecía cumplida: "Lo único que falta es que digan ahora que el operativo de intimidación fue armado por Clarín para desprestigiar al Gobierno".
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Claudia Herrera Pahl