Washington DC, Estados Unidos --
Gobiernos, BID y OEA deben actuar en conjunto para superar los problemas de la pobreza y la delincuencia, fortalecer las democracias y mantener el crecimiento económico, afirma el Secretario General.
El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, remarcó hoy la necesidad de identificar los verdaderos problemas y desafíos que la región deberá vencer para alcanzar una confianza y una credibilidad adecuadas en el concierto mundial. Dicha afirmación la hizo en la primera sesión de debates de la 48ª Asamblea Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tiene lugar en Guatemala, y que fuera inaugurada esta mañana por el Presidente del país centroamericano, Oscar Berger.
En presencia de los mandatarios de Chile, Michelle Bachelet, de Honduras, José Manuel Zelaya, de El Salvador, Antonio Saca, y del Primer Ministro de Belice, Said Musa, que asisten a esta asamblea, el Secretario General de la OEA dijo que "pese al buen desempeño económico relativo exhibido por nuestra región, y al visible fortalecimiento de sus democracias, es aún difícil encontrar en estos tiempos evaluaciones que la vinculen a una promesa futura".
Siguiendo con su razonamiento, Insulza dijo que en su opinión, son cuatro los problemas que enfrentan los gobiernos, y que deben ser examinados en conjunto: "la necesidad de que la democracia esté presente no sólo en el origen sino también en el ejercicio de los gobiernos, y que éstos se expresen mediante instituciones públicas sólidas y respetadas; la necesidad de superar la pobreza; el imperativo del crecimiento; y el desafío de la delincuencia".
Sobre el primer desafió a enfrentar, el titular de la OEA demandó a los gobernadores del BID presentes en la reunión, definir si el continente está preparado o no para enfrentar "una situación en que las condiciones de intercambio con el exterior sean menos favorables ante un crecimiento más lento de la economía mundial". Recordó la crisis de fines de los 90 y aunque reconoció que las políticas macroeconómicas de la región son más sólidas y las monedas más fuertes, "subsisten aún problemas como la fragilidad de nuestros sistemas financieros, la insuficiencia de nuestra infraestructura, una inserción aún insatisfactoria en los mercados globales, nuestras incertidumbres energéticas, la debilidad de nuestros mercados internos y el hecho de que a pesar de grandes progresos, todavía tenemos que avanzar mucho en nuestra integración regional".
Dijo que la estabilidad en las políticas económicas y públicas, es otro factor necesario para atraer capitales a la región, como también los de "la seguridad y la certeza en las reglas de juego". Hizo mención a la conducta de los países asiáticos señalando que "su conducta frente al capital externo es radicalmente distinta, no tanto por las normas, sino por la evidente buena acogida pública con que es recibido".
Respecto al desafío de la pobreza, sostuvo que aunque la situación de América Latina y El Caribe no aparece como desesperada, "esa circunstancia no debe conformarnos: es preciso que la enfrentemos y superemos si queremos hacer de la democracia un instrumento legítimo para nuestros pueblos". La frustración que causa la pobreza y la exclusión, frente al crecimiento económico y la calidad de vida prometida en los procesos electorales, "sientan las bases para una futura situación de conflictos y turbulencias", advirtió Insulza. Si la pobreza persiste, señaló, "se convertirá en una amenaza seria a nuestras posibilidades de desarrollo futuro debido a los déficit de educación, ahorro y capacidad de emprendimiento que trae consigo".
Al referirse a la delincuencia, el Secretario General llamó la atención sobre el significativo aumento de la actividad delictual. Ha disminuido la violencia política, admitió, "pero esa violencia ha sido sustituida por el delito, una lacra social que no sólo degrada y daña física y moralmente a las personas, sino que trae consigo un alto costo económico". Bajo esta descripción, Insulza pidió a los organismos políticos y financieros revitalizar los esfuerzos para ayudar a los gobiernos a enfrentar el fenómeno.
Otro de los desafíos a que hizo referencia Insulza fue el de la gobernabilidad. Dijo que la construcción de democracias estables y el desarrollo económico, requieren de sistemas institucionales eficientes y perdurables. "La pérdida de prestigio de las instituciones públicas debe preocuparnos porque limita nuestro desarrollo y priva a nuestros países de la estabilidad y los consensos necesarios para su desarrollo", afirmó. Marcó entonces como tareas fundamentales, "el fortalecimiento institucional, la transparencia de la acción pública, el combate a la corrupción, la eliminación de las prácticas burocráticas y el acercamiento del gobierno a los ciudadanos a través de la participación".
Finalmente, Insulza dijo que, identificados los desafíos, en su opinión "los gobiernos, el BID y la OEA debemos colaborar en su superación; de no hacerlo, se mantendrá inevitablemente la imagen de crisis e inestabilidad con la que hoy día se tiende a caracterizarnos, y esa imagen, también inevitablemente, afectará las inversiones, el comercio y el crecimiento de la región".
Insulza se reúne mañana con el Presidente de Guatemala, Oscar Berger