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Parlamentarios de la Alianza se retiran de comisión mixta de presupuesto en rechazo a protocolo de acuerdo entre la Concertación y Ministro Velasco
Un retiro masivo realizaron hoy los parlamentarios de la Alianza, miembros de la comisión mixta, en rechazo al protocolo de acuerdo de la discusión presupuestaria, al que llegaron parlamentarios de la Concertación con el ministro Velasco.
Los parlamentarios dijeron desconocer el acuerdo y mostraron total molestia con el Gobierno que según dijeron, sólo negoció con los parlamentarios de la Concertación, "cuando debiera llegar a acuerdos con toda la comisión, como corresponde".
Los senadores por su parte explicaron que esto no significa ausentarse de la discusión, sino que en la sala, tanto de la Cámara como del Senado "van a hacer valer las propuestas".
En esta misma línea el diputado UDI Julio Dittborn señaló que "con la presencia de los ministros de salud, vivienda, transporte, educación, defensa, mideplan y agricultura tenemos indicaciones importantes que pueden ser votadas en contra si los ministros no responden nuestras inquietudes y que por lo demás interpretan a la ciudadanía".
Asimismo Novoa agregó que "Hay una falta de transparencia tremenda, las sesiones son públicas y por tanto el país puede conocer cuáles son las respuestas de los distintos ministros".
"Los acuerdos debieran quedar reflejados en la comisión, para que el país sepa cuál es el compromiso con los deudores habitacionales; en transporte y así en todos los temas", enfatizó el senador Novoa.
Ex presidente
En una declaración de tres carillas, el ex Presidente Ricardo Lagos, no descartó restarse de una posible candidatura presidencial, aunque para ello precisó que es "fundamental tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno".
A través de una carta enviada desde Rotterdam, Holanda, Lagos Escobar detalló las condiciones que se hacen necesarias para asumir una nueva candidatura a La Moneda.
Agradeciendo y valorando la proclamación que realizó PPD el sábado pasado, el ex Mandatario reiteró que "no busco ni he buscado ser candidato para un segundo mandato presidencial", aunque "lo anterior no significa restarme a los desafíos del futuro".
Lagos detalló en la declaración de tres páginas que "sea quien sea" el candidato que asuma la tarea de postular a La Moneda el próximo año en la Concertación, primero "es necesario es necesario tener ideas y propuestas que conduzcan la acción del nuevo gobierno".
Y en segundo lugar profundizó su planteamiento de contar con una coalición ordenada y la importancia de tener un candidato supra-partidario.
"Es fundamental es tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno", sostuvo el ex jefe de Estado.
El Partido por
Agradezco y valoro dichas peticiones y quisiera profundizar cual es mi posición ante ellos. Yo no busco ni he buscado ser candidato para un segundo mandato presidencial. Es por ello que he declarado reiteradamente que mi nombre no esta compitiendo en el proceso de designación del candidato de
Lo anterior no significa restarme a los desafíos del futuro. Ustedes saben bien que jamás he eludido un desafío de condición política cuando he tenido el convencimiento ético y político que es mi deber hacerlo, sobre todo cuando he sido depositario de las esperanzas de nuestro pueblo por un futuro mejor.
Así lo hice en tiempos duros frente a la dictadura, en la gran batalla del plebiscito, luego siendo ministro de los dos primeros gobiernos de
No soy yo, sino los ciudadanos quienes han juzgado y deben juzgar mi acción pública y la obra del gobierno que me correspondió encabezar. Estoy seguro que más allá de los avatares del conflicto político, que muchas veces deforma de manera mezquina lo realizado, finalmente se establecerá una visión honesta de un legado de avances económicos, sociales, de libertades, de construcción republicana y de integración exitosa de Chile al mundo.
Ello es mérito del esfuerzo de un país entero que se propuso metas altas y las logró.
Tales metas se inscribieron en la continuidad de los gobiernos de
Chile debe continuar esa senda de progreso. Estoy convencido que los electores están dispuestos a renovar la confianza en la coalición política siempre que ella misma muestre orgullo y defienda la obra realizada.
A condición igualmente de entender que el mundo atraviesa por momentos difíciles y cambios que requieren hoy unirse sin vacilaciones en el apoyo al gobierno de Michelle Bachelet y mañana una orientación sólida y clara que le permita hacer frente a las turbulencias, desafíos y oportunidades que requerirán respuestas nuevas y audaces. Esa será la exigencia de los chilenos al gobierno del futuro.
En consecuencia, dos cosas resultan indispensables tener claras en lo inmediato sea quien sea que encabece la lucha por conquistar
Primero, es necesario tener ideas y propuestas que conduzcan la acción del nuevo gobierno. Yo he esbozado algunas en 'El futuro comienza hoy'.
He dicho que lo fundamental a partir de los propios avances realizados, de las metas ya conquistadas es necesario plantear nuevos objetivos: un crecimiento basado cada vez más en el desarrollo de un sistema de innovación en ciencia y tecnología, una sociedad de garantías que progresivamente cubra de manera adecuada las exigencias de todos los chilenos en salud, educación, y protección social, una democracia más competitiva y más amplia y participativa, un Chile capaz de enfrentar de manera creativa y múltiple los desafíos ambientales y del cambio climático de manera audaz y pionera entre los países emergentes, en suma dar el salto que necesitamos para alcanzar el nivel de desarrollo equitativo que los chilenos están exigiendo.
Ello no será fácil en tiempos de crisis mundial. Requiere subordinar los intereses de las partes al de la coalición y los de la coalición a los del país de su conjunto.
Por ello, el segundo aspecto fundamental es tener una coalición ordenada que actúe con cultura de gobierno y con lealtad hacia su gobierno.
Se requiere una Concertación capaz de combatir el negativismo, los particularismos, los personalismos, las ansias de figurar a cualquier precio y la banalización de la acción política que conduce a dilapidar el patrimonio acumulado y al desvanecimiento frente al futuro. No fue ese el camino que nos llevo a los grandes logros que el mundo reconoce en la experiencia chilena. "Ese camino nos hubiese llevado a la paralización, al atraso y a la derrota".
Resulta indispensable superar el actual estado de cosas. Quien encarne nuestras esperanzas futuras como candidata o candidato presidencial debe de ser nombrado en un ambiente de unidad y confianza, de amistad cívica.
Se le deben otorgar los instrumentos para contar con el apoyo real y permanente de la coalición, sus dirigentes y parlamentarios. Se debe asegurar el carácter siempre supra-suprapartidario del Presidente de
Ello requiere participación y consulta pero también disciplina y lealtad de quienes representan la coalición tanto en el gobierno como en el parlamento. No resulta comprensible que quien conduce la coalición de gobierno no tenga una palabra que decir sobre los candidatos de la coalición que sean elegidos en una elección simultanea.
Estoy convencido que sólo dando respuesta a estos dos aspectos y sobre la base de un compromiso sólido en relación a ellos,
indisciplina electoral que no permitió un mejor resultado en las recientes elecciones municipales.
Creo que sólo este camino permitirá renovar la confianza que millones de chilenos tienen en la coalición, incorporar a las nuevas generaciones dándoles todo el espacio que deben tener en el diseño del futuro y ampliar la coalición a quienes desean una conducción de progreso y de mayores oportunidades.
RICARDO LAGOS ESCOBAR
Este domingo 9, sin la asistencia de la Presidenta, se inauguró el Memorial a Jaime Guzmán.
Importaba sin duda que ella dijese sí o no a las presiones de que ha sido objeto; su decisión importaba, pero no movía ni en un milímetro dos percepciones fundamentales: la que se tenga sobre la vida y muerte de Jaime Guzmán y la que produce la presidencia Bachelet.
Hoy, sólo vale detenerse en lo primero.
La ausencia repentina de Guzmán es la más célebre que la vida pública chilena haya experimentado en su Historia. La falta de su magisterio y de su gestión no tienen comparación con otras carencias anticipadas.
Cuando Portales murió asesinado, a los 44, Manuel Montt tenía apenas 28 años, pero muy pronto se hizo cargo del legado del fundador de la república y llenó el vacío con la más notable gestión presidencial del siglo.
Cuando Manuel Antonio Tocornal murió, a los 50 y en la plenitud de sus facultades, siendo el líder del conservantismo (entre tantas otras cosas), Manuel José Yrarrázaval tenía ya 31 años y estaba en condiciones de tomar el relevo, aunque le costara aún una década larga concretarlo.
Y así, otros casos análogos muestran que el vacío fue reparado, que la ausencia fue suplida e incluso, en algunos casos, superada.
Con Guzmán no ha sido posible.
Pero antes que mostrar las dramáticas consecuencias que eso ha tenido, vale resaltar una paradoja: nunca nadie antes, tampoco, se había empeñado tanto en formar a tanta gente, artesanalmente, persona a persona, como lo hizo Guzmán. Y a pesar de eso, no aparece nítida la sucesión, el heredero. ¿Aventurar una explicación? No, sólo apuntar a esta misteriosa paradoja que quizás algún día sea motivo de tesis doctoral.
Lo que sí resulta claro es que después de la muerte de Guzmán, cada vez que ha habido que marcar un punto con inteligencia y fortaleza complementarias, o ha faltado la primera (y en eso puede no haber culpabilidad) o se ha claudicado en la segunda (y ahí sí ha habido muchos responsables). Se ha fallado; muchas veces, se ha fallado.
Este domingo, cientos, miles de sus admiradores contemplaron a Guzmán en piedra, de cerca. Bastaría con que unos dos o tres muy concretos (ellos saben que son los llamados a sucederlo, y con plena consecuencia) volvieran a mirarlo en alma, y aún más de cerca, para que se corrija en parte el vacío en el que aún estamos.
La Presidenta de la República, autoproclamada adalid de la reconciliación, se comprometió a asistir a la inauguración del Memorial Jaime Guzmán; pero oyó los cantos de sirenas de sus compañeros de ruta y defeccionó. Su sentido común le decía que debía ir; pero la ideología la hizo desistir.
Un buen Jefe de Estado debe tener por causa final de todos sus actos el bien común. La legitimidad de ejercicio del poder que le ha sido entregado existe, en la medida que persiga el bien común, esto es, la creación de todos los medios para que todos y cada uno de los habitantes de la nación pueda desarrollar al máximo sus potencialidades, en comunidad.
Pues bien, la tónica de los gobiernos de la Concertación, ¿o debo decir de la Unidad Popular, en consideración a las recientes y no tan recientes alianzas electorales con el Partido Comunista?, ha sido su desinterés por el bien común y, por el contrario, la primacía de la ideología y del poder por el poder.
Bajo la presidencia de Aylwin, se crearon todas las condiciones para ceder unos pocos kilómetros a Argentina. Era más importante estrechar los lazos con los gobernantes de allende los Andes que conservar la soberanía.
Frei dejó pasar grandes oportunidades de ser reconocido por la historia por su labor en la reconciliación nacional, cuando no se empleó en la labor de repatriar rápidamente al Presidente Pinochet, preso en Londres por la orden internacional de detención del estrafalario juez Garzón, de reconocida militancia socialista.
Lagos predicó el odio de clases con un entusiasmo y una habilidad que nunca se había visto en la política chilena.
La actual Presidenta no pierde oportunidad para hablar de reconciliación; pero la praxis, una y otra vez, demuestra lo contrario.
Bajo Aylwin se creó la Comisión de Verdad y Reconciliación; y no sin razón muchos la conocen como de Mentira y Rencor.
La actual Presidenta ha ido a condecorar a una de las personas que más daño ha hecho a Chile, como es Edward Kennedy, quien impidió que Chile contara con el mínimo armamento disuasivo, en los momentos de una real amenaza de guerra con Argentina que, de no mediar el aporte de Brasil, nos habría encontrado desarmados. A Brasil no le conviene que Argentina se transforme en una potencia más grande de lo que ya es. Sólo hace poco se ha terminado de pagar el armamento que, de urgencia y carísimo, se debió comprar en Brasil, Israel y otros países, que aprovecharon que el mercado se había reducido, al no contarse con las armas norteamericanas. Perú y Bolivia aguardaban el desarrollo de la guerra para incorporarse también a ella. Nada de eso importa a los socialistas, porque para ellos conceptos tales como Nación, Patria y Soberanía carecen de sentido y de contenido. Mucho más importante es abrazarse con el socialista de otro país.
Bajo Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, dejaron escapar, no persiguieron y no repatrian a los asesinos de Jaime Guzmán. En cambio, permiten que asesinos confesos y desafiantes se presenten como candidatos a alcaldes y concejales. Es que sus crímenes de lesa humanidad, como el atentado contra los escoltas del Presidente Pinochet, prescriben. Los de los militares que nos salvaron de la guerra fraticida, no prescriben ni se pueden amnistiar.
Cercanos a la Presidenta piden "mar para Bolivia", justo cuando ella invita a los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica. Es que cómo le va a producir un desaire al compañero Morales o a Correa o a Chávez.
En definitiva, sólo dos nortes que terminan siendo uno solo mueven a estos concertados: la ideología y la lucha por conservar el poder, pegamento mágico que permite mantener unidos a quienes no parecen estarlo tanto. Cada vez son más grandes las grietas, especialmente cuando advierten que se les puede ir el poder. Pero piensan en que la mayoría de ellos no sabe ganarse la vida si no es a través de un sueldo estatal, y recapacitan, se reconcilian (sólo entre ellos) y se siguen soportando, para continuar asidos a la billetera fiscal.
¿Qué es la ideología? Antonio Gramsci la define, muy a su pesar, porque considera que es una degeneración del concepto, como un determinado"sistema de ideas". Él lamenta este concepto despectivo de ideología y por eso, propugna uno nuevo, utilizando otra expresión para significar lo mismo: la filosofía de la praxis. Él critica a los propios marxistas por haber deteriorado el concepto de ideología.
Gonzalo Fernández de la Mora en su "Crepúsculo de las Ideologías" nos dice que las ideologías no son realidades materiales sino mentales, y pertenecen al orden del pensamiento. Es un conjunto de de conceptos, juicios y raciocinios, muy peculiar: una ideología no es un conocimiento teórico, sino práctico, que conduce a la ejecución de actos, a la adopción de decisiones, a la determinación de conductas, en suma un conjunto de recomendaciones o preceptos. Son normas políticas dirigidas a la ordenación de la convivencia terrena; pretensiones de fundamentar la cosa pública que desembocan en un programa de gobierno. Una ideología nace para uso de los estratos más modestos del género humano, concebido para los mercados suburbanos del pensamiento, la antecámara de la acción colectiva, la espuela de los movimientos sociales. Son ideas; pero efectistas, elementales y genéricas. El socialista que predica el igualitarismo no se detiene a explicar cómo van a superar las diferencias innatas que existen entre las personas; y el liberal que propugna el gobierno del pueblo por el pueblo no desciende a establecer la fórmula matemática que determinará la contabilización de los cuocientes electorales en el sufragio proporcional. Las ideologías son siempre fáciles, simples y publicitarias. Las ideologías, engendradas por los intelectuales, al popularizarse, adquieren el carácter de creencias; y son lugares comunes recibidos y aceptados, tópicos de los que el creyente no se hace cuestión. Las ideas se tienen; en las ideologías, se está; no se adhiere a ellas, sino que las personas se instalan en ellas. No son razonadas, sino afirmadas, vividas, sentidas y transmitidas: el socialismo es bueno, sin más; y todo lo que se opone a ello, es malo, sin más.
La consabida "dictadura" es mala, sin más; poco importa por qué se llegó a ella o si la dictadura del proletariado que se estaba instaurando en Chile era mucho más dictadura que aquélla.
La asunción de una ideología es fundamentalmente fáctica, volitiva y emocional. De ahí que su carga emotiva, su inercia social y sus valores útiles acaben anulando a los elementos discursivos. Una ideología establecida es lo más parecido a un mito.
Hay, además, una sacralización de las ideologías. Cristalizan en consignas dogmáticas y en hipótesis intangibles. O se está con ellas o contra ellas. Su abandono es apostasía, su reforma, desviacionismo herético (¿Qué habrían dicho si la Presidenta asistía?). Acaban condicionándolo todo. Son evangelios laicos y dogmas secularizados. Tienen profetas y mártires ¿Allende, Castro, el Che Guevara? La Declaración de Derechos de 1789 no ha sido para los demoliberales y el Manifiesto de 1848 para los socialistas algo menos sagrado que el Corán para los mahometanos.
No se trata de que las ideologías no sean ideas. Lo son; pero pragmáticas, políticas, vulgares, elementales, inconcretas, emocionales, dogmáticas y utópicas. Una ideología es una filosofía política popularizada, simplificada, generalizada, dramatizada, sacralizada y desrealizada. No son constitutiva y absolutamente falsas. Su grado de falacia y su punto de exageración dependen de su fidelidad a los sistemas filosóficos que les dan origen; y de la mayor o menor veracidad de éstos. Son razones caricaturizadas y corrompidas al cabo de un intenso proceso de lógica y psicológica extrapolación y, en definitiva, de masificación.
Pues bien, en estos márgenes es que se han movido y se mueven nuestros gobernantes, desde los finales de los '60 hasta el '73 del siglo pasado; y desde 1990 hasta ahora. No esperemos, entonces, preocupación por el Bien Común, sino sólo miradas para la galería, para medir el efecto en los votos y en las próximas candidaturas del craquelado bloque gobernante. Se han aprendido las lecciones de 160 años y de sus fieras dictaduras. Han memorizado lugares comunes, que les exudan a la primera conveniencia, los repiten y los aplican, partiendo de la base de que la masa no razona.
Esta lección debe aprenderse por la oposición, pues conociendo al contrincante se pueden prevenir sus acciones y omisiones; y debe tenerse en consideración para el evento de que llegue a ser gobierno, a fin de que se tenga claro que hay que gobernar a personas y no a masas; y en aras del Bien Común.