El principal punto de desacuerdo es si la meta debería ser vinculante o voluntaria. |
Los líderes de los 27 países que integran la Unión Europea (UE) se encuentran reunidos para tratar de establecer una meta vinculante para el uso de combustibles renovables, como la energía solar y la eólica.
La canciller alemana, Ángela Merkel, cuyo país ejerce la presidencia temporal de la UE, dijo que espera que este viernes se pueda llegar a un acuerdo.
Varios de los países miembros se han opuesto a la propuesta de que, antes de 2020, el 20% de la energía que consume Europa proceda de fuentes renovables.
El jueves, los líderes acordaron reducir, antes de ese año, las emisiones de dióxido de carbono, también en el 20%, en relación con los niveles de 1990.
Sin embargo, no llegaron a un consenso sobre la implementación de esta última meta.
La reunión, de dos días de duración, se celebra en Bruselas, Bélgica, sede de la mayoría de las instituciones de la UE.
Desacuerdo
La corresponsal de la BBC en Bruselas, Oana Lungescu, dijo que el principal punto de desacuerdo es si la meta para el uso de combustibles renovables dentro de 13 años debería ser vinculante o voluntaria.
Merkel y Barroso confían en tener 27 firmas en el plan que se negocia. |
Algunas de las naciones más pobres de la unión, incluidas algunas ex integrantes del antiguo bloque comunista de Europa oriental, señalan que tienen metas más apremiantes para sus presupuestos que los combustibles renovables, informó nuestra corresponsal.
Otros países, como Francia, insisten en que la energía nuclear debería tomarse en cuenta.
Al terminar la jornada del jueves, Merkel dijo que se había avanzado mucho en las negociaciones y que lo ya acordado representa "un enorme paso adelante, desde cualquier punto de vista que se le mire".
Hechos, no palabras
Al iniciar la reunión, la canciller alemana había advertido a sus colegas que para revertir el cambio climático "no faltan cinco minutos para la medianoche, ya pasaron cinco minutos".
Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, expresó que la credibilidad del bloque depende de que cumpla con acciones concretas sus promesas de combatir el recalentamiento del planeta. "Sólo si tomamos la iniciativa podremos luego buscar la participación del resto del mundo", dijo Barroso.
El ambicioso plan de acción para la protección del clima y la política energética propuesto por la Comisión Europea, no es un documento fácil de firmar por los dirigentes.
A la hora de negociar, los líderes no sólo se fijan entre los niveles de desarrollo y recursos energéticos que los separan, sino también cuánto contribuirán en la lucha los principales sospechosos de contaminar el planeta: Estados Unidos, India y China.
Tienen, por otra parte, sobre sus espaldas la fuerte presión del sector industrial, que amenaza con el fantasma de recortes en los costos laborales si se aprueban políticas energéticas que escapen a la realidad.
Dos ejes
El plan de acción que propone la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, tiene dos grandes ejes: la protección del clima y la política energética.
Varios países son reacios a la reconversión por bioenergías. |
Para lograr lo primero, la prioridad era llegar a un compromiso vinculante de reducir el 20% de las emisiones de dióxido de carbono hacia el 2020, en relación con los niveles de 1990.
Barroso y algunos países como Bélgica y Holanda, señalaban que el compromiso podía incluso extenderse hasta el 30%.
Los condicionamientos de estos últimos son un ejemplo de las dificultades de la negociación: que el reparto de la carga sea equitativa y de buena fe entre todos los miembros.
Con esto quieren decir, entre otras cosas, que alguien debe compensar el coste económico que sufrirá, por ejemplo, la gran industria petroquímica belga y holandesa.
Entre el carbón y el átomo
La situación no es más fácil para los países orientales más pobres, cuyas economías dependen de la industria pesada y el carbón.
Un compromiso de esta naturaleza los obligará a fuertes inversiones en energía eólica y solar para alcanzar los objetivos del segundo eje del proyecto: que el 20% de la energía que consume Europa proceda de fuentes renovables.
El dilema de la cumbre es cómo reducir el daño al planeta. |
Los ricos por su parte, como Francia y Alemania, no se sienten más cómodos con las exigencias de la iniciativa de la Comisión.
Sus compañías energéticas dominan tanto la producción como las redes de distribución, a las que el proyecto de Barroso pone en peligro al impulsar una mayor competencia en el bloque.
Como elemento adicional a este cuadro de las negociaciones figura el controvertido uso de la energía nuclear.
"No veo otra forma de reducir la emisión de gases contaminantes si no es a través de la generación atómica", dijo el primer ministro británico, Tony Blair, cuyo país, junto con Francia y Alemania, marchan a la punta en esta materia.
Como indica la corresponsal de la BBC en Bruselas, incluso si se alcanza un acuerdo en esta cumbre, Europa no se volverá ecológica de la noche a la mañana.
Tomará meses, si no años, en decidir qué países llevarán la mayor carga de los costos.