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Sunday, April 29, 2007

Revelador estudio de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas

Revelador estudio de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas

Las mujeres reciben hasta 20% menos de salario por igual trabajo y capacitación

En el mercado laboral argentino conviven rasgos discriminatorios aunque en cierto modo contradictorios. Por un lado se confirma que las mujeres ocupan más puestos de trabajo que hace 10 años. No obstante, en iguales condiciones todavía cobran retribuciones menores que las de los hombres

 


29.04.07
 
Tienen la misma edad, trabajan la misma cantidad de horas y están igual de capacitadas... pero cobran hasta el 20% menos que los hombres. Es el problema que todavía en el siglo XXI deben enfrentar millones de argentinas insertas en un mercado laboral que, según acaba de confirmar un estudio económico, muestra signos de discriminación en materia de género.
Eso es lo que demuestra un trabajo elaborado por los investigadores Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Allí se consigna que las mujeres ocupan más espacio en el mapa económico de la Argentina que el que ocupaban hace diez años, pero que "lo siguen haciendo por una menor retribución y en condiciones de precariedad y mayor vulnerabilidad del empleo".
"El mapa económico de las mujeres argentinas (1998-2006) elaborado por los economistas de FIEL aborda la problemática laboral femenina desde sus más diversos aspectos: desde el denominado "techo de cristal" -fenómeno estudiado a nivel internacional que impide que las mujeres alcancen cargos directivos pese a tener excelentes condiciones de liderazgo- hasta la discriminación salarial, pasando por la ocupación de cargos públicos.
En su estudio, Cristini y Bermúdez confirmaron -a través de distintos análisis y la aplicación de diversas técnicas- la existencia de una discriminación salarial contraria al trabajo femenino en la Argentina.
Datos específicos de Mar del Plata, aún en elaboración y por lo tanto parciales, estarían indicando que la realidad es la misma: en coincidencia con lo que relevaron en FIEL, se verifica que aumentó la cantidad de puestos para mujeres pero que la remuneración promedio que perciben es más baja.

El panorama general

El texto elaborado por la fundación económica comienza analizando que la cuenta más usual es la comparación de los salarios mensuales de los trabajadores asalariados hombres y mujeres. Especifican que "para mayo de 1998 la diferencia promedio salarial era del 24% desfavorable a las mujeres y en el primer semestre del 2006 la brecha había aumentado al 33%".
Sin embargo, aclaran "esos valores encierran características de cada género que limitan su confiabilidad, dado que no todos los trabajadores se desempeñan a tiempo pleno, una gran parte tiene empleos informales y las características personales de edad, educación y situación familiar son muy diferentes".
De allí que consideraron necesario realizar otros análisis que corrigieran esos defectos. Para ello se utilizó una técnica que permite comparar personas, en promedio, con capacidades y experiencia laboral semejante en ocupaciones similares. Este cálculo arrojó una brecha salarial de entre un 14 y un 20%.
"En el caso de los asalariados, la brecha puede responder efectivamente a un problema de discriminación salarial, mientras que en el caso de los cuentapropistas se relaciona más con el tipo de tareas en las que se concentra cada género" explica el trabajo, en el que además se advierte que "la situación tiende a empeorar para las mujeres en 2006 y las brechas son muy importantes".

Confirman tendencia

Ante estos resultados, los investigadores intentaron avanzar en la comprensión del fenómeno realizando una medición a partir de metodología de Blinder-Oaxaca ("muy difundida en los estudios de discriminación", afirmaron) con el objeto de estimar qué proporción de la brecha viene dada por factores asociados con el machismo.
"El ejercicio realizado para los asalariados de tiempo completo mostró que, tanto para la medición de 1998 como la de 2006, el 100% de la brecha estaba asociado a la discriminación en el mercado laboral" recalcaron.
Por último, se aplicó una metodología novedosa para la Argentina, con la que ya se habían efectuado mediciones para otros países de América Latina. Se trata de descomponer la brecha salarial utilizando la técnica de "matching". Para ambos años considerados la brecha total desfavorable a las mujeres estuvo en el orden del 5%. Sin embargo la descomposición permitió apreciar una parte no explicada de la brecha total que se atribuye a la existencia de características no observables y a la existencia de discriminación.
"Para ambos años, el porcentaje de este componente es muy importante, confirmando la existencia de discriminación salarial contraria al trabajo femenino en nuestro país" determina finalmente el trabajo.

También cuesta acceder a los cargos públicos

El Poder Ejecutivo nacional es el más discriminador hacia las mujeres en lo que hace a la ocupación de cargos públicos. Así se desprende del "Mapa económico de las mujeres argentinas" realizado por FIEL, donde se consigna que entre 2005 y 2006 sólo el 16% de los 159 cargos públicos que existían en el Poder Ejecutivo Nacional era ocupado por mujeres.
Las cifras se incrementan, aunque no demasiado, cuando se analizan los demás poderes: en el Judicial -tomando tanto fueros nacionales como provinciales- la participación era del 31% en tanto que en el Legislativo -tanto nacional y provinciales- era del 30%. En el Congreso Nacional, específicamente, la participación rondaba el 36%.
En lo que hace a la actividad parlamentaria, los autores del proyecto advierten que la Argentina es uno de los países con mayor participación femenina junto con los Países Nórdicos y Costa Rica.
"En general -advierten-, la participación femenina es significativamente menor a la de los hombres en casi todos los parlamentos del mundo y en los países de la OCDE conviven, por ejemplo, Alemania, España y Nueva Zelanda con participaciones mayores al 35%, junto con Japón, Italia, Francia o los Estados Unidos con participaciones en torno del 15%".
En el caso argentino, Cristini y Bermúdez recordaron que esta participación no es espontánea sino que está regida por la Ley 24012 de 1991 que consagra: "Las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo de un treinta por ciento (30%) de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidad de resultar electas".
"Nótese que en el curso de los quince años transcurridos desde la promulgación de la ley, la participación parlamentaria femenina ha superado escasamente el mínimo legal" finalizan.

Mayores dificultades para acceder a puestos ejecutivos

La discriminación hacia la mujer también se refleja en las dificultades que enfrentan para acceder a puestos ejecutivos en el mundo empresarial.
Según el trabajo de FIEL, sólo el 40% de las empresas tiene ejecutivas mujeres. Así entre las empresas que tenían contratadas mujeres, éstas representaban el 21% de sus ejecutivos. En cambio, promediándolas para el total de empresas, las mujeres sólo ocupaban el 11% de los puestos de toma de decisiones.
Computando el total de las empresas (las que contratan y no contratan mujeres ejecutivas), las mayores participaciones se dieron en empresas de menor tamaño de facturación, rango intermedio de empleo y en las pertenecientes al rubro servicios y comercio.
En este marco, la participación femenina en el mercado laboral era del 56%. "Esa tasa sube más de diez puntos cuando se computa sólo a las mujeres con mayor grado de educación, llegando a 67,3%" consigna el trabajo.
Aclaran que "en los niveles de ingresos altos o medios la decisión de participar del mercado laboral parece ser relativamente independiente del ingreso del hogar, en tanto que en los niveles de ingresos bajos, la participación de la mujer aumenta a la vez que ha aumentado su responsabilidad asumiendo el rol de jefa de hogar".
Los investigadores recordaron que según los datos del Indec, el 23% de los hogares tenía jefatura femenina en 1991, mientras que este número aumentó al 28,7% en 2001 y al 32% en el primer semestre del 2006.
Sin embargo, las categorías ocupacionales con mayor porcentaje de participación femenina tienen características precarias (informalidad o trabajo part-time) y la participación femenina a la vez que la remuneración se reduce. También aclararon que el desempleo afecta más a las mujeres.

Contra la intuición

"Diferente y en contra de la intuición". Así definen los autores del "Mapa económico de las mujeres en Argentina", Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez, a uno de los resultados obtenidos en su trabajo sobre la discriminación salarial contra las mujeres en Argentina.
Se trata del dato obtenido del análisis de la brecha en el salario horario para el total de los ocupados asalariados, discriminando según se trate de empleo part-time o a tiempo completo.
Tras aclarar que "se denomina trabajadores part-time a los que trabajan menos de 35 horas semanales, correspondiente al 14% de los hombres ocupados y al 40% de las mujeres" especifican que "los cálculos de brecha promedio total para mayo de 1998 muestran que los salarios de las mujeres superan a los de los hombres en casi 2%, en tanto que en 2006 este resultado se revierte y la brecha se vuelve desfavorable para las mujeres en un 7%".
"El resultado del 98 se relaciona con la situación de las mujeres en los empleos part-time" aclaran los autores, quienes consignan que "en la categoría de trabajo a tiempo completo la brecha es estable en torno del 5%, desfavorable a las mujeres".

Un fenómeno mundial

Tras recordar que la discriminación salarial es un tema clásico del análisis de la economía de género, los economistas Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez aclaran que el problema de las diferencias salariales entre hombres y mujeres se confirma "en la mayoría de los países con estadísticas laborales y a lo largo de la historia ".
"Aún actualmente, para todos los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) el salario mediano de los hombres excede al de las mujeres entre un 15 y un 20%" explican más adelante .
También consignan que "en la mayoría de esos países la brecha es más amplia para los puestos de salarios altos que en los de salarios bajos, sugiriendo que el efecto del 'techo de cristal' no es un mito".
Ante esta situación, concluyen que "las características desfavorables (hacia las mujeres) no son privativas de la Argentina sino que afectan tanto a países desarrollados como en desarrollo. Mientras que en los primeros la aflicción mayor se refiere a la segregación laboral, en los segundos se suma a la segregación y a la subutilización del capital humano femenino, el hecho de que las mujeres enfrentan una brecha salarial significativa".
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RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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