MAXIMINO GARCÍA SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN MINEROMETALÚRGICA DE CC OO EN ASTURIAS
«Es preocupante que un Gobierno de izquierdas dude de la legitimidad del papel de los sindicatos»
«Soy militante de IU y me duele que diferentes personas puedan echar al traste el proyecto y las siglas de la coalición» «Las condiciones de seguridad son ahora muy diferentes de las que había cuando ocurrió el accidente del pozo Nicolasa»
 CRÍTICO. Maximino García denuncia la actuación del Principado con las centrales. / CITOULA |
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A poco más de mes y medio de las elecciones autonómicas y municipales, Maximino García alza la voz y critica con dureza el comportamiento del Ejecutivo de coalición hacia las organizaciones sindicales. «Es preocupante que un Gobierno de izquierdas empiece a dudar de la legitimidad del papel de los sindicatos», advierte. El secretario general de la mayor federación de CC OO en Asturias se confiesa «militante de IU» para lamentar también el cisma de la organización política «en el momento más inoportuno». Una crisis que, avisa, «puede echar al traste las siglas y el proyecto» de la formación. En el terreno sectorial, pone encima de mesa lo que considera «una falta de voluntad política clara» por parte del Ministerio de Industria para desarrollar el plan del carbón, al tiempo que urge un plan de futuro para Naval Gijón y alternativas de inversión «creíbles» para las plantas asturianas de Arcelor Mittal.
-Las federaciones Minerometalúrgica (FM) y de Industrias Textil-Piel, Químicas y Afines (Fiteqa) de CC OO están embarcadas en un proyecto de fusión que dará lugar, a principios de 2009, a la mayor organización sindical de la industria. ¿Por qué han decidido acometer ahora esta iniciativa?
-La configuración empresarial está cambiando en Asturias y en España y en ambas federaciones vemos necesario adaptarnos a la realidad para dar respuesta al mercado laboral. Veníamos de una cultura sindical de la gran empresa y ahora, en esta región, el 80% son pequeñas y medianas empresas, por eso el sistema organizativo que teníamos sirve pero con deficiencias. Con la fusión, habrá una gran federación que gestionará mejor los recursos y podrá dar respuesta a las demandas de todos los trabajadores de este país y de esta región.
-¿Es más complejo el papel de sindicalista ante esta nueva realidad empresarial, más atomizada?
-Es totalmente diferente, tienes muchos más impedimentos. En una gran empresa la afiliación está por encima del 90%, pero en la pequeña y mediana empresa todavía existe por parte de los trabajadores el miedo a entrar en un sindicato por la presión que pueda ejercer el empresario a la hora de renovar contratos. Los sindicatos lo tenemos más difícil porque hay que estar presente en muchísimos centros de trabajo. Poco a poco, los trabajadores se están dando cuenta de que es necesario estar organizado, pero aún optan por el presente y por trabajar aunque sea en precario. Es la cruda realidad y no la podemos obviar.
«Somos necesarios»
-¿Se está buscando anular el papel de los sindicatos?
-Sí. En este momento, al Gobierno y a las empresas les somos incómodos. Eso es bueno por un lado, pero no es bueno que crean que no somos necesarios porque las empresas irán mucho peor en un futuro sin una presencia sindical. No tengo ninguna duda.
-Los secretarios generales de UGT y CC OO avisaron al Gobierno regional de que quieren estar presentes en los grandes debates. ¿No se escucha a las organizaciones sindicales?
-Nosotros lo estamos observando como federación. No tenemos ningún tipo de relación con el Gobierno si no es en las mesas en las que tenemos obligación de estar sentados. A nivel regional, te soportan por obligación pero no creen que seamos necesarios. Me preocupa que un Gobierno de izquierdas empiece a dudar de la legitimidad del papel de los sindicatos. Luego nos acusan de que cuando hacemos este tipo de reivindicaciones estamos facilitando que la derecha pueda llegar a gobernar. Ése no es nuestro objetivo. Está claro que nuestro objetivo es que siga gobernando la izquierda. Aunque seamos una organización independiente, no somos apolíticos, pero me empieza a preocupar que sea desde la izquierda desde donde se quiera suprimir la presencia sindical.
-Vaya críticas en pleno periodo preelectoral.
-Es que es bueno escuchar a la calle y en este momento no la están escuchando. Los que estamos a pie de calle sabemos de las dificultades de los trabajadores para llegar a fin de mes y para poder conciliar la vida laboral y familiar.
-¿Cree que la crisis en IU podría pasar factura en los urnas el 27 de mayo?
-Esa situación se ha generado en en el momento más inoportuno. No voy a entrar en los hechos, pero sí que creo que en ocasiones debemos anteponer los intereses colectivos a los personales. El electorado también hace su propio análisis y podría haber un descalabro que no se merece la organización. Yo soy militante de IU y me duele que diferentes personas puedan echar al traste un proyecto y lo que significan unas siglas como ésas.
-Justo cuando se cumple un año de la firma del plan del carbón, su desarrollo está bloqueado. ¿Qué falla?
-Existe una cierta debilidad por parte del Gobierno ante la patronal. A día de hoy no se han tratado nada más que los asuntos que afectan a las empresas. El plan no se puede renegociar, tiene unos parámetros que hay que poner en marcha y no se ha avanzado en el plan social. Por su parte, los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos pretenden desarrollar los recursos al margen de los sindicatos, pero observamos que los recursos siguen en los cajones y no se están poniendo en marcha ni los proyectos aprobados ni los pendientes del plan anterior. Por todo ello, creemos que hay una falta clara de voluntad política.
-¿Echan de menos a Montilla?
-No es cuestión de echar de menos, pero entendemos que no se está en la línea de lo que significa manejar un plan del carbón. Falta voluntad para ponerlo en marcha, sobre todo en lo que respecta al empleo. Había un compromiso de recolocación de mil trabajadores procedentes de las subcontratas como consecuencia del desfase del plan anterior y todavía no está definidido cómo se va a hacer.
-El recorte de las ayudas a las empresas era hasta ahora el principal escollo. Pero el Ministerio de Industria pasó de reclamar 43,4 millones de euros a 14,5 millones.
-Los sindicatos pactamos con el Ministerio de Industria una reducción global del sistema de ayudas. Pero ¿qué ocurrió? Pues que el Gobierno utilizó unos criterios contables sin contar con las empresas y por eso ha variado tanto la cantidad a devolver. El Gobierno tiene que tener claro cuáles son los criterios contables a la hora de conocer la cuenta de resultados de cada empresas y eso es lo que nos ha mareado durante seis meses y ha impedido a los sindicatos avanzar en el plan social. Ahora, con vistas a 2007, se está planteando un baremo para evitar que se repitan situaciones como ésta.
-Si esa cuestión ya está prácticamente arreglada, ¿por qué los sindicatos convocan una huelga para los días 24 y 25 de abril?
-Es que ahora estamos en otra. La patronal está intentando modificar la procedencia de los carbones. El plan de la minería nace de una necesidad real que es un plan social y lo que mantiene el empleo es el carbón subterráneo. Si en su momento las empresas no presentaron los números reales de cuál era la procedencia de los carbones, eso no es una responsabilidad sindical. Ante la posible puesta en marcha por parte del Gobierno de un equipo que analice la procedencia de los carbones, las empresas están intentando modificar el porcentaje de 65% minería subterránea y 35%, cielo abierto. Esta situación ha vuelto a paralizar el desarrollo del plan. Los sindicatos no podemos seguir en esa tesitura. Primero las ayudas, ahora la procedencia del carbón, ¿cuándo hablamos del plan social?
Villa, más liberado
-¿Cómo ve a José Ángel Fernández Villa? ¿Cree que ahora, apartado de la vida política, reforzará su papel sindical?
-Nunca he opinado sobre lo que ocurre en otra organización.
-Pero es su compañero de viaje en la negociación del plan del carbón.
-Era difícil el papel que mantenía en la política y en el sindicalismo. En estos momentos se puede sentir liberado a la hora de tomar decisiones sindicales, aunque creo que siempre lo hizo. Nuestra mayor grandeza como sindicato es nuestra independencia de todos los entes políticos, lo que nos permite afrontar la negociación con quien sea y la oposición ante quien sea.
-Hunosa proyecta explotar de nuevo la capa octava del pozo Nicolasa. ¿Se abren expectativas de futuro?
-Lo que me consta es que se podría utilizar un sistema nuevo que aminoraría el riesgo. Pedimos cierta cautela a Hunosa a la hora de hablar de una capa muy problemática.
-Las condiciones de seguridad habrán cambiado desde la tragedia.
-Las condiciones de seguridad son ahora muy diferentes de las que había cuando ocurrió el accidente y no tenemos duda de que Hunosa pondrá todos los medios necesarios.
-Comienza la cuenta atrás para el cierre de Mina La Camocha.
-Nuestra organización cree que la única solución que existe para solventar la situación de los trabajadores en activo pasa por un acuerdo entre el ministerio y el actual dueño de La Camocha y una cesión o compra por parte de Hunosa. La Camocha tiene fecha de cierre, pero debería ser Hunosa la que gestionara el cierre, posiblemente con otro calendario, para tratar de salvaguardar los intereses de los trabajadores. Ya hemos hecho esta propuesta al ministerio, que debe ser quien dé el primer paso.
-Arcelor descarta de momento la tercera línea de galvanizado. CC OO siempre fue escéptica con ese proyecto.
-Nuestra organización siempre defendió que hubiera inversiones que permitiesen finalizar el producto e ir hacia un mayor valor añadido. A día de hoy, está claro que la tercera línea de galvanizado no se va a hacer y las dos líneas que existen tampoco fueron capaces de obtener la calidad y el rendimiento que se esperaba. Lo que nos molesta es que el galvanizado sólo se deje a expensas del mercado del automóvil; es una excusa muy pobre con la que sólo se pretende ganar tiempo y que transcurra el periodo de compromisos del 'Plan Arco'.
-Un plan que CC OO no firmó.
-Siempre pensamos que era papel mojado.
-Los sindicatos hablan de incertidumbre.
-El centro de decisiones está alejado y la incertidumbre crece. Al ser casi un monopolio, si tocase cerrar en Asturias, cerrarían, y si tocamos las cacerolas quien las debería escuchar no está aquí.
-Lakshmi Mittal no está aquí, pero controla todo.
-Sí, es cierto. Es bueno también que alguien tenga la capacidad y un equipo de gente que sepa cómo están las empresas en todo momento. Nosotros vamos a trabajar en la línea de ser optimistas y si ahora no se hace la línea de galvanizado, plantearemos qué alternativas creíbles hay. No queremos la confrontación permanente, no es nuestra seña de identidad.
-Las federaciones Minerometalúrgica (FM) y de Industrias Textil-Piel, Químicas y Afines (Fiteqa) de CC OO están embarcadas en un proyecto de fusión que dará lugar, a principios de 2009, a la mayor organización sindical de la industria. ¿Por qué han decidido acometer ahora esta iniciativa?
-La configuración empresarial está cambiando en Asturias y en España y en ambas federaciones vemos necesario adaptarnos a la realidad para dar respuesta al mercado laboral. Veníamos de una cultura sindical de la gran empresa y ahora, en esta región, el 80% son pequeñas y medianas empresas, por eso el sistema organizativo que teníamos sirve pero con deficiencias. Con la fusión, habrá una gran federación que gestionará mejor los recursos y podrá dar respuesta a las demandas de todos los trabajadores de este país y de esta región.
-¿Es más complejo el papel de sindicalista ante esta nueva realidad empresarial, más atomizada?
-Es totalmente diferente, tienes muchos más impedimentos. En una gran empresa la afiliación está por encima del 90%, pero en la pequeña y mediana empresa todavía existe por parte de los trabajadores el miedo a entrar en un sindicato por la presión que pueda ejercer el empresario a la hora de renovar contratos. Los sindicatos lo tenemos más difícil porque hay que estar presente en muchísimos centros de trabajo. Poco a poco, los trabajadores se están dando cuenta de que es necesario estar organizado, pero aún optan por el presente y por trabajar aunque sea en precario. Es la cruda realidad y no la podemos obviar.
«Somos necesarios»
-¿Se está buscando anular el papel de los sindicatos?
-Sí. En este momento, al Gobierno y a las empresas les somos incómodos. Eso es bueno por un lado, pero no es bueno que crean que no somos necesarios porque las empresas irán mucho peor en un futuro sin una presencia sindical. No tengo ninguna duda.
-Los secretarios generales de UGT y CC OO avisaron al Gobierno regional de que quieren estar presentes en los grandes debates. ¿No se escucha a las organizaciones sindicales?
-Nosotros lo estamos observando como federación. No tenemos ningún tipo de relación con el Gobierno si no es en las mesas en las que tenemos obligación de estar sentados. A nivel regional, te soportan por obligación pero no creen que seamos necesarios. Me preocupa que un Gobierno de izquierdas empiece a dudar de la legitimidad del papel de los sindicatos. Luego nos acusan de que cuando hacemos este tipo de reivindicaciones estamos facilitando que la derecha pueda llegar a gobernar. Ése no es nuestro objetivo. Está claro que nuestro objetivo es que siga gobernando la izquierda. Aunque seamos una organización independiente, no somos apolíticos, pero me empieza a preocupar que sea desde la izquierda desde donde se quiera suprimir la presencia sindical.
-Vaya críticas en pleno periodo preelectoral.
-Es que es bueno escuchar a la calle y en este momento no la están escuchando. Los que estamos a pie de calle sabemos de las dificultades de los trabajadores para llegar a fin de mes y para poder conciliar la vida laboral y familiar.
-¿Cree que la crisis en IU podría pasar factura en los urnas el 27 de mayo?
-Esa situación se ha generado en en el momento más inoportuno. No voy a entrar en los hechos, pero sí que creo que en ocasiones debemos anteponer los intereses colectivos a los personales. El electorado también hace su propio análisis y podría haber un descalabro que no se merece la organización. Yo soy militante de IU y me duele que diferentes personas puedan echar al traste un proyecto y lo que significan unas siglas como ésas.
-Justo cuando se cumple un año de la firma del plan del carbón, su desarrollo está bloqueado. ¿Qué falla?
-Existe una cierta debilidad por parte del Gobierno ante la patronal. A día de hoy no se han tratado nada más que los asuntos que afectan a las empresas. El plan no se puede renegociar, tiene unos parámetros que hay que poner en marcha y no se ha avanzado en el plan social. Por su parte, los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos pretenden desarrollar los recursos al margen de los sindicatos, pero observamos que los recursos siguen en los cajones y no se están poniendo en marcha ni los proyectos aprobados ni los pendientes del plan anterior. Por todo ello, creemos que hay una falta clara de voluntad política.
-¿Echan de menos a Montilla?
-No es cuestión de echar de menos, pero entendemos que no se está en la línea de lo que significa manejar un plan del carbón. Falta voluntad para ponerlo en marcha, sobre todo en lo que respecta al empleo. Había un compromiso de recolocación de mil trabajadores procedentes de las subcontratas como consecuencia del desfase del plan anterior y todavía no está definidido cómo se va a hacer.
-El recorte de las ayudas a las empresas era hasta ahora el principal escollo. Pero el Ministerio de Industria pasó de reclamar 43,4 millones de euros a 14,5 millones.
-Los sindicatos pactamos con el Ministerio de Industria una reducción global del sistema de ayudas. Pero ¿qué ocurrió? Pues que el Gobierno utilizó unos criterios contables sin contar con las empresas y por eso ha variado tanto la cantidad a devolver. El Gobierno tiene que tener claro cuáles son los criterios contables a la hora de conocer la cuenta de resultados de cada empresas y eso es lo que nos ha mareado durante seis meses y ha impedido a los sindicatos avanzar en el plan social. Ahora, con vistas a 2007, se está planteando un baremo para evitar que se repitan situaciones como ésta.
-Si esa cuestión ya está prácticamente arreglada, ¿por qué los sindicatos convocan una huelga para los días 24 y 25 de abril?
-Es que ahora estamos en otra. La patronal está intentando modificar la procedencia de los carbones. El plan de la minería nace de una necesidad real que es un plan social y lo que mantiene el empleo es el carbón subterráneo. Si en su momento las empresas no presentaron los números reales de cuál era la procedencia de los carbones, eso no es una responsabilidad sindical. Ante la posible puesta en marcha por parte del Gobierno de un equipo que analice la procedencia de los carbones, las empresas están intentando modificar el porcentaje de 65% minería subterránea y 35%, cielo abierto. Esta situación ha vuelto a paralizar el desarrollo del plan. Los sindicatos no podemos seguir en esa tesitura. Primero las ayudas, ahora la procedencia del carbón, ¿cuándo hablamos del plan social?
Villa, más liberado
-¿Cómo ve a José Ángel Fernández Villa? ¿Cree que ahora, apartado de la vida política, reforzará su papel sindical?
-Nunca he opinado sobre lo que ocurre en otra organización.
-Pero es su compañero de viaje en la negociación del plan del carbón.
-Era difícil el papel que mantenía en la política y en el sindicalismo. En estos momentos se puede sentir liberado a la hora de tomar decisiones sindicales, aunque creo que siempre lo hizo. Nuestra mayor grandeza como sindicato es nuestra independencia de todos los entes políticos, lo que nos permite afrontar la negociación con quien sea y la oposición ante quien sea.
-Hunosa proyecta explotar de nuevo la capa octava del pozo Nicolasa. ¿Se abren expectativas de futuro?
-Lo que me consta es que se podría utilizar un sistema nuevo que aminoraría el riesgo. Pedimos cierta cautela a Hunosa a la hora de hablar de una capa muy problemática.
-Las condiciones de seguridad habrán cambiado desde la tragedia.
-Las condiciones de seguridad son ahora muy diferentes de las que había cuando ocurrió el accidente y no tenemos duda de que Hunosa pondrá todos los medios necesarios.
-Comienza la cuenta atrás para el cierre de Mina La Camocha.
-Nuestra organización cree que la única solución que existe para solventar la situación de los trabajadores en activo pasa por un acuerdo entre el ministerio y el actual dueño de La Camocha y una cesión o compra por parte de Hunosa. La Camocha tiene fecha de cierre, pero debería ser Hunosa la que gestionara el cierre, posiblemente con otro calendario, para tratar de salvaguardar los intereses de los trabajadores. Ya hemos hecho esta propuesta al ministerio, que debe ser quien dé el primer paso.
-Arcelor descarta de momento la tercera línea de galvanizado. CC OO siempre fue escéptica con ese proyecto.
-Nuestra organización siempre defendió que hubiera inversiones que permitiesen finalizar el producto e ir hacia un mayor valor añadido. A día de hoy, está claro que la tercera línea de galvanizado no se va a hacer y las dos líneas que existen tampoco fueron capaces de obtener la calidad y el rendimiento que se esperaba. Lo que nos molesta es que el galvanizado sólo se deje a expensas del mercado del automóvil; es una excusa muy pobre con la que sólo se pretende ganar tiempo y que transcurra el periodo de compromisos del 'Plan Arco'.
-Un plan que CC OO no firmó.
-Siempre pensamos que era papel mojado.
-Los sindicatos hablan de incertidumbre.
-El centro de decisiones está alejado y la incertidumbre crece. Al ser casi un monopolio, si tocase cerrar en Asturias, cerrarían, y si tocamos las cacerolas quien las debería escuchar no está aquí.
-Lakshmi Mittal no está aquí, pero controla todo.
-Sí, es cierto. Es bueno también que alguien tenga la capacidad y un equipo de gente que sepa cómo están las empresas en todo momento. Nosotros vamos a trabajar en la línea de ser optimistas y si ahora no se hace la línea de galvanizado, plantearemos qué alternativas creíbles hay. No queremos la confrontación permanente, no es nuestra seña de identidad.
SALUDOS CORDIALES
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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