Manuel Toledo BBC Mundo, Cuenca, Ecuador |
Desde hace más de ochos siglos, un grupo de hombres vestidos de negro recorren Europa.
Ahora algunos de ellos también viajan por Latinoamérica.
La primera vez que vi a Dirk Goetzkes pensé que era un vaquero del Lejano Oeste o un turista extravagante que quería hacerle competencia a los hermosos trajes de los indígenas de la Sierra ecuatoriana.
Atravesaba una calle de la ciudad de Baños, con su atuendo negro, desde los zapatos hasta el sombrero, y mucha gente detenía sus quehaceres para verlo pasar.
En el hombro llevaba un trozo de madera, enroscado como el rabo de un cerdo, del que colgaban unos extraños fardos en los que se veían, entre otras cosas, un dibujo de dos hombres saludándose.
Pocos días después, en Alausí, otro pueblo serrano, subió a un bus en el que yo viajaba.
Al lado de la puerta había una fotografía de dos caballos y, cuando pasó junto a ellos, le dije: "Es una buena oportunidad para hacerle un retrato".
"No soy vaquero, soy carpintero ebanista", me explicó, sonriente, en buen castellano, que ha aprendido durante varios meses de viaje por Sudamérica.
Tradición medieval
Dirk creció en Nettetal, un pequeño pueblo cerca de Colonia, en el oeste de Alemania, a cinco kilómetros de la frontera holandesa.
A los 18 años decidió hacerse ebanista.
Sabía que había una tradición, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, según la cual al terminar sus estudios podría irse a recorrer los caminos del mundo.
Tenía que respetar dos condiciones: sólo podía salir de su pueblo natal con un par de euros en el bolsillo y no debía acercarse a menos de 50 kilómetros de él antes de tres años y un día.
De acuerdo con su librito de peregrinaje, una suerte de pasaporte que lleva a todas partes, el objetivo de su viaje es "aprender otros métodos de trabajo, practicarlos y conocer los modos de vivir de las personas de otros países".
El librito está lleno de sellos y de cartas de referencia y de agradecimiento de los lugares donde ha trabajado durante los últimos cuatro años, desde casas y granjas en toda Europa hasta un colegio para niños pobres en Mérida, Venezuela.
Otros oficios
La tradición comenzó en el siglo XII, aparentemente en el norte de Alemania, porque todavía en Suiza a los ebanistas errantes los llaman "Hamburger Zimmermänner", "carpinteros de Hamburgo".
En Alemania es más común que la gente se dirija a ellos como "Tippelbrüder", "hermanos peregrinos".
La tradición también la practican hombres de otros países de la familia germánica, como Austria, Dinamarca y Suiza, y de otros oficios, como albañiles, herreros y plateros, que se visten con trajes diferentes.
Según Dirk, en total son unos 800 los peregrinos de diversos oficios que recorren el mundo, aunque la mayoría son carpinteros y ebanistas.
Dirk tiene previsto regresar a su pueblo natal en agosto de 2007, cuando cumpla sus 30 años de edad, para hacer su maestría.
Pero le preocupa que, después de haber desandado tanto, no pueda volver a adaptarse a una vida tradicional y tranquila.
Según la tradición, cuando regrese no podrá volver a viajar con su traje de peregrino, pero seguramente lo hará de alguna otra forma porque cinco años no son una eternidad y todavía le queda mucho mundo por recorrer.
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