Chile mira a biocombustibles para atenuar crisis energética
FEDERICO QUILODRAN
Associated Press
SANTIAGO DE CHILE - La escasez de gas natural argentino y el descarte de las plantas nucleares ha hecho poner los ojos al gobierno chileno en la generación de combustibles alternativos como los biocombustibles para enfrentar la crisis energética que enfrentaría el país en los próximos años.
La necesidad de diversificar la matriz energética apunta fundamentalmente a reemplazar el gas argentino, que actualmente tiene gran empleo en la generación eléctrica y en el consumo industrial y domiciliario. Ya está en marcha el proyecto para que a mediados del 2008 comience a funcionar una planta de regasificación de gas natural licuado.
"Las otras fuentes que aparecen como alternativas con mucha fuerza son las energías renovables y dentro de ellas las agroenergías o biocombustibles", afirmó a la AP el agrónomo Rodrigo Vega, director de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), institución dependiente del ministerio de agricultura.
Brasil, con una vasta experiencia en la producción de etanol que se extrae de la caña de azúcar, ofreció su colaboración a las autoridades chilenas. El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva le hizo el ofrecimiento en marzo a la presidenta Michelle Bachelet.
La mandataria acogió con entusiasmo la oferta y encomendó al ministro de agricultura, Alvaro Rojas, estudiar el desarrollo de este tipo de combustibles no contaminantes y de otros que se pueden extraer del maíz, el trigo, la remolacha e incluso la papa. En Brasil, gran productor de caña de azúcar, entre el 20% y 25% que se distribuye es alcohol.
En Chile, con un clima más templado, la caña no se desarrolla, pero en cambio existen plantaciones en la zona central del país de remolacha, de las cuales se produce azúcar. También existen plantaciones de maíz, que cubren la mitad del consumo nacional.
Tres comisiones, una de ellas con participación del sector privado, se encuentran estudiando el asunto y a fin de año deberán entregar su informe, que contemplará el marco que regularía el campo de los biocombustibles, un asunto de por sí complejo para un país pequeño y con una limitada superficie explotable.
Vega señala que al término de la gestión de la presidenta Michelle Bachelet, Chile "podría estar utilizando a escala comercial biocombustibles derivados de la agricultura".
Actualmente Chile es importador de casi todo el petróleo que se consume y tiene una dependencia importante del gas natural argentino. Con los recortes al suministro que Argentina impuso desde hace dos años y medio, las autoridades se vieron en la necesidad de buscar diversificar la matriz energética. La primera medida fue la creación de un consorcio, formado por la petrolera estatal y empresas privadas de generación eléctrica y de distribución de gas, para la construcción de una planta que procesará el gas natural licuado importado desde otros países. La primera de las dos plantas que se proyectan a un costo de 400 millones de dólares debe comenzar a funcionar a mediados del 2008.
Vega apunta que es posible que los combustibles que se expendan en el país tengan hacia el 2010 entre el 5% el 10% de etanol generado de vegetales. El marco regulatorio que se establezca deberá determinar la cantidad de alcohol o etanol que las gasolinas contengan.
"Lo que hemos decidido hacer es efectuar todos los estudios necesarios que nos permitan determinar los parámetros y los indicadores apropiados para tomar decisiones respecto a una política pública", afirmó Vega.
Advierte que hay que ser "optimista, pero prudente".
Los estudios deberán resolver qué especies se usarán para generar combustibles _maíz,trigo, raps (canola), remolacha_ y los costos involucrados, así como el porcentaje de etanol que se mezclará a las gasolinas.
También se estudia el uso de biomasa, derivada de desechos de árboles, para generar combustibles que atenúen la crisis que algunas vaticinan a partir del año entrante, cuando se espera disminuya fuertemente o se interrumpa el flujo de gas natural argentino.
Las expectativas por los biocombustibles de pueden ser consideradas modestas, pero Vega estima que ese 10% "puede significar dinamizar un sector agrícola y que nos cambie sustantivamente la estructura agraria, que nos permitiría ahorrar el 10% de petróleo".
Pero advierte que para un país como Chile se tienen que estudiar muy bien sus posibilidades reales de embarcarse en políticas que puedan significar inversiones enormes que a mediano o largo plazo no se justifiquen".
Las autoridades también miran las energías eólicas o geotérmicas como otras fuentes alternativas de generación para enfrentar la demanda, que anualmente crece en 10%, y el virtual término del gas natural argentino. La energía hidroeléctrica, sin embargo, es la principal fuente de generación, pese al frecuente rechazo de sectores ambientalistas.
"Nuestra meta como gobierno es que el 15% del aumento de la capacidad instalada de generación eléctrica al Bicentenario (el 2010) se logre con Energías Renovables No Convencionales (ERNC), tales como geotermia, biomasa, eólica, minihidro (menos de 20MW)", dijo la subsecretaria de minería y energía, Marisol Aravena.
La energía nuclear está descartada en el corto plazo por cuanto la presidenta Bachelet se comprometió con ambientalistas a no usar ese tipo de energía en su gobierno de cuatro años, aunque debió aceptar que se estudie su posible uso en el futuro.
El director de la Fundación para la Innovación Agraria estima que una segunda etapa a partir del 2010, cuando la tecnología esté más desarrollada y sea comercial, puede considerar la producción de los biocombustibles de segunda generación que se obtienen de materias llamadas lignocelulósicas como son los rastrojos agrícolas de la caña de maíz, la paja del trigo, hierbas y desechos de madera.
RODRIGO GONZALEZ FERNADEZ
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