TRANSANTIAGO: ALIANZA SE ABSTENDRÁ HOY PARA EXPLORAR UN ACUERDO EN EL SENADO
El intenso lobby desplegado desde el Ejecutivo hacia la Alianza a través de los ministros Viera-Gallo y Cortázar logró horadar la determinación de la UDI de rechazar hoy la iniciativa. Se impuso así la tesis de RN de acercar posiciones con el Ejecutivo.
Ivonne Toro A.
Una ardua negociación, para evitar un quiebre en la votación en bloque que ha caracterizado las últimas intervenciones de la derecha en el Congreso, realizaron ayer las mesas de los partidos opositores ad portas del debate en la cámara baja del proyecto que inyecta 290 millones de dólares al Transantiago, iniciativa en que el pacto finalmente se abstendrá para abrir en el Senado la opción de lograr un acuerdo con el Ejecutivo.
El camino para esta vuelta de tuerca, luego del fin de las conversaciones con la administración bacheletista la semana pasada en el Parlamento, fue difícil dadas las diferencias entre RN y la UDI sobre la conveniencia de retomar el diálogo con La Moneda.
A primeras horas de ayer la historia parecía escrita por el gremialismo, cuyo presidente, Hernán Larraín, anunciaba que "sería incurrir en complicidad con el fracaso del Transantiago aprobar los 290 millones a fardo cerrado como los pide el Gobierno. No hay garantía de que se vayan a resolver los problemas del Transantiago, no hay un compromiso de que no se va a subir la tarifa" y sentenciaba que en la Alianza no podían ser "cómplices de este fracaso", por lo cual su partido, y probablemente su socio de coalición, votarían en contra.
"El Gobierno tiene en sus manos las siete condiciones que hemos puesto para conseguir nuestra aprobación", explicaba el senador, dando cuenta de que el pliego se mantenía intacto. Su apreciación era ratificada al mediodía por los diputados Gonzalo Uriarte (UDI) y Cristián Monckeberg (RN), que esgrimían que el actual escenario obligaba "a rechazar el proyecto, porque no hay ninguna fórmula de entendimiento".
En solitario, el timonel de Renovación, Carlos Larraín, iniciaba un fuerte lobby con los legisladores de su colectividad para acercar posiciones con el Gobierno, consciente de que ello significaba sostener, según admitió, "una pequeña discusión" con sus compañeros de coalición.
Desde temprano el concejal por Las Condes había recibido llamadas de los ministros José Antonio Viera-Gallo (Segpres) y René Cortázar (Transportes) en que éstos le manifestaban la disposición del oficialismo a aceptar algunas de las exigencias de la derecha para que los recursos se entregaran con un respaldo transversal. Con estos antecedentes, y en contradicción con su homólogo de la UDI, el concejal Larraín se explayó en torno a que "eso de las siete condiciones es un poquitito, como se dice en España, rizar el rizo, un poquito excesivo" y limitaba las garantías a que "los fondos se inviertan bien", porque "en este problema estamos todos".
Tras constatar que en RN había piso para un acuerdo, Cortázar y Viera-Gallo tomaron contacto con la UDI para conseguir ablandar a la cúpula y dar tiempo a una futura convergencia.
PUNTOS ESENCIALES
Esta serie de tratativas telefónicas -que en el caso del gremialismo partieron de modo informal cuando el senador Larraín llamó al titular de la Segpres para preguntar por el estado de salud de la hija de la Presidenta- desembocaron en una cumbre entre las mesas de RN y la UDI en la sede de esta última colectividad y en un anuncio conjunto respecto de lo que se escenificará hoy en Valparaíso.
"Lo importante es que la gente sienta que el mundo político quiere solucionar el Transantiago. Preferimos no cerrar la puerta o dar una señal equívoca como sería una votación negativa", admitió el senador Larraín, al comentar las razones que tuvo para transitar de un rechazo cerrado al texto legal a una abstención que permite a la oposición "hacer valer sus puntos de vista" y no pagar el alto precio político que la ciudadanía cobra a todos los sectores por los problemas en la locomoción pública.
La vía intermedia otorga más días al Ejecutivo y a la derecha para acoplar la propuesta gubernamental a los requerimientos opositores, que hoy se ciñen a tres puntos centrales. "Si vamos a destinar 290 millones de dólares es para que se ayude a resolver los problemas de la gente y eso supone que vamos a tener caminos para medir que esto ocurra, que no se va a subir la tarifa y que va a haber compromisos equivalentes para las regiones", argumentó Hernán Larraín.
La gran diferencia con lo ocurrido hace unos días -cuando la derecha acusó un "portazo" por parte del ministro del Interior, Belisario Velasco, que calificó de "inaceptable" el pliego aliancista- es, concluyó el líder de la UDI, que ahora "hay voluntad para producir este encuentro en el Senado, porque el Gobierno entiende que esta calamidad pública tiene que ser corregida y que requiere para eso de la voluntad de todos".
Esta idea fue ratificada por el presidente de RN. Carlos Larraín reconoció que "han disminuido las condiciones para hacerlo más fácil". "Lo que nosotros queremos es aliviar de verdad el problema. Al otro lado ha habido bastante intercambio de solicitudes y exigencias. Nosotros no pedimos nada", dijo, al finalizar un día donde RN impuso, contra todo pronóstico, su criterio en la Alianza. LN
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