Opinión
Biocombustibles, un negocio billonario para adictos a la adrenalina
Todos hablan de las infinitas oportunidades de los biocombustibles. Sin embargo, todavía quedan muchísimos interrogantes por resolver en este mercado repleto de incertidumbre. Inversores conservadores, abstenerse...
¿Cuántas veces escuchamos que los biocombustibles son la fuente de energía del mañana? ¿Cuántas veces hemos oído que el rubro desborda de oportunidades de billonarios negocios? A veces, ante este despliegue de entusiasmo, hasta parecería la cosa más sencilla del mundo ganar fortunas con la bioenergía.
Sin embargo, lo que no siempre se menciona es que "biocombustibles" es apenas un sustantivo genérico que agrupa diversas tecnologías y fuentes de energía. Estrictamente hablando, nadie invierte "en biocombustibles". En realidad, se invierte en algún biocombustible en particular, que puede estar basado en el maíz, el azúcar (como el etanol brasileño), la soja y la remolacha, entre otros.
Si bien los distintos actores están realizando sus apuestas, todavía no estamos seguros de cómo será el mercado de los combustibles del futuro. En este marco, cualquier inversión corre altísimos riesgos de fracasar.
El informe Betting on biofuels de la consultora McKinsey nos ofrece un completísimo análisis de la situación actual del mercado y sus (posibles) tendencias. Una guía imperdible para comprender (o especular) hacia dónde se dirige el negocio en esta fase de formación.
El primer factor de incertidumbre radica en la materia prima que terminará imponiéndose en el mercado mundial. En este punto, señalan los investigadores de McKinsey, el precio será la variable fundamental.
De hecho, el precio de las materias primas representa entre un 50 y 80 por ciento del costo de los productores de biocombustibles. Por lo tanto, el insumo ganador será, probablemente, aquel que logre mantener un menor costo en el largo plazo. Pero, ¿cuál será? Actualmente, la caña de azúcar brasileña es mucho más económica que la remolacha europea. El maíz norteamericano, por su parte, viene encareciéndose a paso redoblado.
Las regulaciones gubernamentales imprimen un segundo factor de incertidumbre en el mercado. Es importante considerar que, a diferencia del petróleo, los insumos básicos de los biocombustibles son actualmente utilizados como alimentos.
Por lo tanto, de crecer exponencialmente la demanda de maíz con fines energéticos, es razonable esperar fuertes aumentos en los precios de los alimentos. ¿Qué dirá la opinión pública? ¿Qué harán los gobiernos ante el aumento en los indicadores de pobreza? ¿Se impondrán límites a la cantidad de materias primas asignadas a la producción energética para resguardar las necesidades alimenticias?
Un tercer factor fundamental de incertidumbre en el mercado bioenergético consiste en la tecnología. En efecto, mientras no quede claro cuál será finalmente el insumo que se imponga en el mercado, tampoco habrá certidumbre sobre cuál será la tecnología de procesamiento ganadora.
Incluso, esta incertidumbre tecnológica tiene un fuerte impacto sobre las decisiones de ingreso al mercado.
Por el momento, los inversores más precavidos dicen: "¿Para qué ingresar al mercado ahora? En cinco años, ya quedará claro cuál será la tecnología ganadora y los procesos serán mucho más eficientes. Mejor que otros paguen los costos de la incertidumbre. Yo entraré al mercado recién cuando se despeje el panorama".
En definitiva, sostienen los investigadores de McKinsey, todos hablan del biodiesel y las nuevas energías. Sin embargo, por el momento, el mercado bioenergético es un océano de dudas. Lo único que parece razonablemente cierto es que la mayor parte del éxito de quienes ingresen al mercado hoy dependerá de su apuesta por el insumo básico y la tecnología a utilizar. Un error en este punto, es suficiente para dejar a la empresa definitivamente afuera del negocio.
(MATERIABIZ)
Biocombustibles, un negocio billonario para adictos a la adrenalina
Todos hablan de las infinitas oportunidades de los biocombustibles. Sin embargo, todavía quedan muchísimos interrogantes por resolver en este mercado repleto de incertidumbre. Inversores conservadores, abstenerse...
¿Cuántas veces escuchamos que los biocombustibles son la fuente de energía del mañana? ¿Cuántas veces hemos oído que el rubro desborda de oportunidades de billonarios negocios? A veces, ante este despliegue de entusiasmo, hasta parecería la cosa más sencilla del mundo ganar fortunas con la bioenergía.
Sin embargo, lo que no siempre se menciona es que "biocombustibles" es apenas un sustantivo genérico que agrupa diversas tecnologías y fuentes de energía. Estrictamente hablando, nadie invierte "en biocombustibles". En realidad, se invierte en algún biocombustible en particular, que puede estar basado en el maíz, el azúcar (como el etanol brasileño), la soja y la remolacha, entre otros.
Si bien los distintos actores están realizando sus apuestas, todavía no estamos seguros de cómo será el mercado de los combustibles del futuro. En este marco, cualquier inversión corre altísimos riesgos de fracasar.
El informe Betting on biofuels de la consultora McKinsey nos ofrece un completísimo análisis de la situación actual del mercado y sus (posibles) tendencias. Una guía imperdible para comprender (o especular) hacia dónde se dirige el negocio en esta fase de formación.
El primer factor de incertidumbre radica en la materia prima que terminará imponiéndose en el mercado mundial. En este punto, señalan los investigadores de McKinsey, el precio será la variable fundamental.
De hecho, el precio de las materias primas representa entre un 50 y 80 por ciento del costo de los productores de biocombustibles. Por lo tanto, el insumo ganador será, probablemente, aquel que logre mantener un menor costo en el largo plazo. Pero, ¿cuál será? Actualmente, la caña de azúcar brasileña es mucho más económica que la remolacha europea. El maíz norteamericano, por su parte, viene encareciéndose a paso redoblado.
Las regulaciones gubernamentales imprimen un segundo factor de incertidumbre en el mercado. Es importante considerar que, a diferencia del petróleo, los insumos básicos de los biocombustibles son actualmente utilizados como alimentos.
Por lo tanto, de crecer exponencialmente la demanda de maíz con fines energéticos, es razonable esperar fuertes aumentos en los precios de los alimentos. ¿Qué dirá la opinión pública? ¿Qué harán los gobiernos ante el aumento en los indicadores de pobreza? ¿Se impondrán límites a la cantidad de materias primas asignadas a la producción energética para resguardar las necesidades alimenticias?
Un tercer factor fundamental de incertidumbre en el mercado bioenergético consiste en la tecnología. En efecto, mientras no quede claro cuál será finalmente el insumo que se imponga en el mercado, tampoco habrá certidumbre sobre cuál será la tecnología de procesamiento ganadora.
Incluso, esta incertidumbre tecnológica tiene un fuerte impacto sobre las decisiones de ingreso al mercado.
Por el momento, los inversores más precavidos dicen: "¿Para qué ingresar al mercado ahora? En cinco años, ya quedará claro cuál será la tecnología ganadora y los procesos serán mucho más eficientes. Mejor que otros paguen los costos de la incertidumbre. Yo entraré al mercado recién cuando se despeje el panorama".
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Rodrigo González Fernández
Consultajuridicachile.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
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santiago-chile
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