El costo social de la corrupción Cristián Larroulet La corrupción daña a los países a través de múltiples vías, generando un significativo costo social. En términos económicos se produce porque la corrupción desalienta la inversión y los aumentos de productividad, y eso se traduce en menor crecimiento de la producción. En materia social se crean menos fuentes de empleo y con ello aumenta la pobreza y se deteriora la igualdad de oportunidades. También se deteriora la política, ya que la corrupción impide una sana alternancia en el poder, desprestigia a los políticos y finalmente disminuye la valorización que la sociedad hace de la democracia como forma de gobierno. Pero eso no es todo; se afectan profundamente los valores y la moral pública y por lo tanto al capital social de un país, ya que se premia a los "pillos" y no a aquellos ciudadanos que realizan un trabajo serio y honrado. Señalo lo anterior porque frente a las últimas denuncias de casos de corrupción percibo una reacción por parte de autoridades de gobierno y de los principales líderes de la coalición oficial que busca minimizar la gravedad del problema. Los antecedentes muestran que la situación es muy delicada, y por ello es necesario no sólo apoyar aquellas medidas correctas como la mayoría de las propuestas realizadas por la Presidenta de la República para enfrentarla, sino que es urgente ir mucho más allá en la investigación de los casos, su difusión y en las políticas públicas para combatirla. Son demasiados los antecedentes que muestran que la realidad de la corrupción ha alcanzado niveles graves. En primer lugar, porque tiene una raíz profunda que ha estado presente desde hace años. Jorge Schaulsohn la ha llamado "ideología de la corrupción"; Edgardo Boeninger la explicó como esa visión que considera que para mantener el poder "no sería ilegítimo recibir financiamiento a través de programas estatales" o en esta misma sección el día domingo cuando señaló que se pensaba que "no era tan ilegítimo usar recursos y poder del Estado para defender a los 'buenos' (la Concertación) contra 'los malos' (la Alianza)". Esa visión sostenida ahora en público, pero que desde hace muchos años se ha dicho en privado, significa que el fin, es decir, mantenerse en el poder, justifica utilizar medios que moral y legalmente no corresponden, como es hacer uso del dinero de todos los chilenos. Ésa es la causa de los problemas de corrupción que vivimos hoy. En segundo lugar, porque lo que se inició en las élites cuando se utilizaron a nivel de ministros y subsecretarios los gastos reservados para pagar sobresueldos sin hacer las correspondientes declaraciones de impuestos, continuó a niveles de otros altos funcionarios y parlamentarios cuando se utilizó el poder coercitivo de ministerios como el MOP o del Poder Legislativo para extraer recursos al sector privado que deseaba participar como proveedor de servicios al Estado. Ahora, según las denuncias relacionadas con Chiledeportes y los Programas de Empleo del Gobierno, ha permeado hasta niveles inferiores, como los denominados "operadores" de los partidos de la Concertación, que han utilizado recursos de programas sociales para financiar campañas políticas. Es decir, el problema se ha extendido a niveles insospechados. Tanto la investigación a Chiledeportes realizada por la Contraloría como la efectuada por las fiscalías correspondientes se refieren a sólo 190 proyectos, existiendo en el mismo período 2.088 con asignación directa. Es decir, se investiga menos del 10%. En el caso de los Programas de Empleo del Estado se investiga menos del 17% de los recursos asignados. Dado lo anterior es que discrepo de aquellos como Boeninger que dicen "la proliferación de tales conductas condenables" puede resultar en "una evolución futura que pondría en serio riesgo al sistema político chileno". No es un problema potencial; es actual y por ello no puede ser ocultado ni subestimado, sobre todo cuando es el producto de una doctrina o visión como la señalada. Llegó la hora de investigar a fondo, transparentar todo y no quedar en soluciones parciales. Así como en Italia la corrupción fue destapada por la justicia, en España por la prensa y en México por la sociedad civil y la oposición política, en nuestro país todos esos actores, más el gobierno y su propia coalición, tienen una enorme responsabilidad. Todos los inconvenientes, los temores, los costos de no postergar el problema para el futuro serán infinitamente menores al costo social de la corrupción. |
Posteado por El Mercurio a las Diciembre 22, 2006 08:29 AM | Comentarios (1) |
COMENTARIOS |
Pero se le debe reconocer a la Presidenta que ella dice la verdad en momentos álgidos. Ayer cuando inauguraba la obra del Metro dijo que "Chile no se vende" y tiene razón, pues Chile se regala, o no Sr, Aylwin. Total unos metritos más, cuando no son de uno, como la plata que se nos roba hoy y si de todos los Chilenos, si se puede regalar y robar. Al menos la señora se está poniendo honesta. Posteado por: |
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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