Roberto Nahum viste de terno y corbata en su departamento situado casi en la esquina de Irarrázaval con Pedro de Valdivia. Ha preferido mantener la formalidad, a pesar de que desde hace días no puede ocupar su oficina de decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile: el miércoles 29 de abril alrededor de 300 alumnos resolvieron iniciar una toma indefinida de la sede ubicada en Pío Nono. Los estudiantes adoptaron esta medida de fuerza en protesta frente a lo que consideran una deficiente gestión académica de Nahum como máxima autoridad de la escuela. No es la primera vez que ocupan las dependencias para dar batalla política. Sin embargo, pocas veces antes habían tenido una cobertura mediática como la de esta última movilización y eso obedece, probablemente, a que un grupo de conocidos académicos de esta casa de estudios se han sumando a la lista de detractores de este profesor de derecho procesal que el martes pasado en la noche hacía infructuosos llamados telefónicos desde su departamento para que le respondieran en algún anexo de la facultad. Entre los docentes críticos a su gestión están el presidente del Colegio de Abogados, Enrique Barros; el presidente de Transparencia Internacional, Davor Harasic; Lucas Sierra, Julián López, María Inés Horvitz, Fernando Atria, y Jaime Irarrázabal. Los siete profesionales llevaron el nombre de Nahum a escrutinio público cuando solicitaron al rector de la Universidad de Chile que investigara las denuncias de supuesto plagio en su contra, acusación que -advierten- reviste la mayor gravedad en el mundo académico. Primero, los abogados pidieron aclarar la situación expuesta por Lorena Donoso, ex profesora de la Facultad de Derecho, quien responsabilizó al decano de haberse apropiado de dos estudios realizados por ella con el fin de ascender a profesor titular. Luego, pidieron a Víctor Pérez que aclarara si existió un libro que Nahum también consignó en el currículum, titulado Derecho Procesal. Principios Básicos, texto que no ha podido encontrarse en ninguna biblioteca del país. Aunque está afectado por el cuestionamiento del que ha sido objeto tras 42 años de carrera en la Escuela de Derecho, el decano afirma tajante que no está sorprendido por la ofensiva que inició este grupo de siete académicos. Según señala, hace varios años ha percibido de parte de ellos cierta actitud discriminatoria. "Muchas de estas personas me han ninguneado académicamente durante mucho tiempo". En opinión del abogado, nunca han aceptado que él ocupe el sillón que años antes perteneció a figuras como Arturo Alessandri Rodríguez. En su memoria aún está presente el apoyo que dieron a quien fue su gran oponente en la elección del decanato, en 2002: el profesor Antonio Bascuñán Valdés. Según Nahum, su idea de promover un examen nacional para egresados de Derecho, también molesta a algunos de sus opositores, ya que éstos participan en universidades privadas. Además, dice, hay personas interesadas en ocupar su cargo. Por eso las críticas. -Fuera de esto ¿qué piensa que molesta al grupo que integra Enrique Barros? -Algunos creen que mi origen -sirio- no está a la altura de un decano de la Universidad de Chile. -¿Cómo asume esta discriminación que dice percibir? -Estoy muy orgulloso de mi historia. Nací en Río Negro, una pequeña localidad de la provincia de Osorno. Soy hijo de inmigrantes. Mi padre es el último en vida de los once Nahum que llegaron a Chile. Mi madre es la primera de las hijas de mis abuelos que nació en el país. Ha sido una gran experiencia haber crecido allí, un lugar donde además convivían diferentes estratos sociales. Mis padres se dedicaban al comercio. Estudié buena parte de mi educación en un liceo de Río Negro y luego en un colegio jesuita de Osorno, lo que me ha permitido tener una visión integrada de la sociedad chilena. -¿En qué momentos se ha sentido discriminado por parte de este grupo de académicos? -En forma permanente ellos han tratado de dar a entender que no tengo los méritos necesarios para desempeñarme como decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Algunos se lo han dicho a los alumnos y cuando les he pedido que lo clarifiquen, me lo han expresado a mí también. Pero eso a mí me tiene sin cuidado. Uno no es una monedita de oro y no tiene por qué caerle bien a todo el mundo. El juicio de estos profesores, por cierto, no lo comparto. Obtuve el premio Montenegro al mejor alumno de mi promoción y luego desarrollé con dedicación una trayectoria de más de 40 años en la facultad. -¿Percibe esta actitud como algo generalizado en la Escuela de Derecho? -No, lo he captado en poquísimas personas. Ellos no representan al grueso de los docentes. Cuando el ex ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shlomo Ben-Ami visitó al país tuve el privilegio de conversar con él. Gabriel Zaliasnik, quien es profesor de la facultad y presidente de la Comunidad Judía de Chile, le dijo: 'Te presento a Roberto Nahum, quien ha realizado una destacada labor en la universidad y por quien la mayoría de los judíos hemos votado. Luego Gabriel agregó: 'Es la primera vez que una persona de ascendencia del Medio Oriente ocupa el decanato de la más importante Facultad de Derecho del país'. Ese comentario me hizo sentir orgulloso: es la mejor demostración de que hemos cultivado la amistad cívica. -Resulta extraño que este prejuicio se dé en la Universidad de Chile, donde es tan importante el valor de la meritocracia. -¿Qué otra explicación existe? ¿En qué fallo yo? Me pregunto cuáles son los méritos de Fernando Atria, quien prefirió trabajar en jornada completa en la Universidad Adolfo Ibáñez antes que en esta facultad. ¿Qué representa don Davor Harasic?... Él entró a la escuela con mi aprobación en un concurso en 1998. -¿Cree que sus opositores iniciaron una campaña mediática en su contra? -No me cabe ninguna duda. Ellos me podrían haber llamado como lo han hecho otras veces para preguntarme: Roberto, ¿qué hay de cierto en esta acusación?. Lo segundo es que si no querían hablar conmigo podrían haber hecho la denuncia sin hacer un escándalo público. No me parece que un semanario (The Clinic) haya recibido la denuncia antes que la conociera al rector, porque él tuvo la carta en sus manos al mediodía del miércoles 22 de abril y la publicación en cuestión ya estaba en la calle la madrugada del jueves 23. ¿Usted piensa que en tan pocas horas se podría haber hecho una crónica de varias páginas donde se calumnia al decano? -Pero existía una denuncia en su contra publicada varios días antes en una página web de la Escuela de Derecho: la información pudo haber salido de ahí -Pero había una referencia explícita a la solicitud que hacían estos profesores. ¿Me puede decir usted si es corriente que un semanario que aparece la madrugada del jueves haya podido preparar todo ese artículo en la tarde del día miércoles? Libro de la discordia -Se podría pensar que usted se excusa en este argumento para eludir las acusaciones de plagio en su contra, porque la solicitud que hicieron los abogados surge de una denuncia concreta que hizo la profesora Lorena Donoso. Ella dijo: "en mis primeros años hice mis trabajos a nombre del señor Nahum y estas investigaciones las exhibió como propias para alcanzar el nivel de profesor titular". -No desconozco la responsabilidad que ha tenido Lorena Donoso. Sin embargo, la disculpo por las razones personales que ella me ha dado en privado, en cuanto a que fue instrumentalizada. Respecto de esa denuncia, hice llegar a la Comisión Superior de Evaluación de la universidad un informe en que señalo que participé como coordinador, como coinvestigador o coacadémico responsable. Es decir, aclaré que no trabajé como autor. Basta leer mi currículo para comprobar que yo jamás me adjudiqué la autoría. -Este mismo grupo de académicos solicitó además que se aclara si realmente existe un libro que usted consignó en su currículo para ascender a profesor titular, pero que -afirman- no han podido encontrar. ¿Qué dice al respecto? -Ellos denunciaron que el libro no existe. ¿Cuál es el paso siguiente? Llegará otra denuncia que dirá que el libro sí existe. Y luega otra, diciendo que es un plagio; y otra más argumentando que es malo... Yo decidí terminar con esta telenovela mexicana por entrega de capítulos. Por esa razón, fui a hablar con el rector para pedirle que tome cartas en el asunto. -¿Qué significa eso? -Le pedí que también los cite a ellos, para que se forme un juicio y adopte el procedimiento adecuado para aclarar esta situación. Ésa es la petición de Roberto Nahum Anuch. Lo último que diré al respecto es que uno no se puede plagiar a sí mismo. Punto. No me pregunte más. -Según un registro de la Cámara Chilena del Libro, el texto tuvo una edición de 100 ejemplares en julio de 1998. ¿Es efectivo que no está en ninguna biblioteca del país?¿Usted alguna vez utilizó ese libro en su clases en la facultad? -Ese libro corresponde a apuntes de mis clases. -¿Guardó algún ejemplar? -En este momento no los tengo a mano, porque me cambié de casa. Hay una serie de circunstancias que podré aclarar con posterioridad. Pero el libro existe y son apuntes de mis clases, así que mal puede haber plagio de mí mismo. -El abogado Carlos Reusser, marido de Lorena Donoso y ex profesor de la facultad, ha dicho que la única referencia que encontró de este libro es una tesis que se llama "Conceptos y principios básicos que informan el derecho procesal" , cuyo autor es Cristóbal Jimeno Chadwick, de quien usted fue profesor guía. ¿Cómo interpreta esta suspicacia de un antiguo colaborador suyo? -Todo está en manos del rector y será él quien resolverá el tema. Ahora bien, recuerdo a este alumno, fue un destacado estudiante e, incluso, fue mi ayudante en derecho procesal. Proyecto académico -La principal crítica que se hace a su gestión es que no garantiza el prestigio y la influencia que ha tenido históricamente la facultad de derecho de la Universidad de Chile. El abogado Antonio Bascuñán Valdés, quien lo antecedió en el decanato, le envió a usted una carta donde hace un duro diagnóstico de la situación de la escuela. -(Visiblemente molesto)¡Por qué no le pregunta al señor Bascuñán cuántos concursos públicos realizó durante su gestión! ¡Por qué no ha concurrido a ningún claustro para exponer estas cosas! Cuando él se fue, había un nivel de doctorado y ahora desarrollamos un doctorado 50 veces superior. Voy a contestar la carta del señor Bascuñán. Lo lamento: yo lancé su candidatura a decano en 1998 y pese a eso me mantuvo al margen todo el período -¿Por qué razón? -Es un problema de personas que me odian y que me persiguieron durante el decanato del señor Antonio Bascuñan Valdés. No les gustará mi estilo, no les gustará mi persona... Yo, el día que lo elegimos, le dije: 'Antonio, estoy satisfecho porque te hemos dado la oportunidad de poder rehabilitarte', porque él fue designado a dedo por el régimen militar en 1975, cuando exoneraron a Máximo Pacheco. -Pero refiriéndonos a las críticas de fondo del profesor Bascuñán... -Perdóneme... usted acepta que el señor Bascuñán me cuestione a mí y yo no puedo criticarlo a él. ¿Ellos son los santos y yo el demonio? Mire... averigue sobre el cumplimiento de la jornada de cada una de las personas que me acusan. Pregunte si ellos cumplen toda su jornada en la facultad ¡Está bueno ya! -¿Cómo asume las críticas que hacen los estudiantes a la falta de un proyecto académico? -El proyecto académico que he conducido desde el 2002 en adelante ha sido muy importante. Le puedo dar muchos ejemplos. Respecto a los programas de postgrado, cuando llegamos había sólo dos. Hoy tenemos siete, de los cuales tres tienen doble titulación internacional y uno de ellos es con la Unión Europea a través del Instituto Ortega y Gasset. En este último me avalaron Patricio Aylwin y Ricardo Lagos, profesores eméritos de mi facultad. Además, estoy desarrollando programas en varias regiones y tenemos seis diplomados por semestre. Aparte de eso, el doctorado ha funcionado muy bien. ¿Eso no es programa académico? -El problema más grave que aducen es el claustro académico de la facultad, pues dicen que usted mantiene a los profesores en calidad de invitados, con escasas horas de dedicación, lo que redunda en una falta de compromiso, de investigación y de reflexión. -¿Sabe quién introdujo el sistema de los profesores invitados?: el señor Bacuñán, porque él traía a los amigos. Quisiera pedirle que consigne que yo también defendí la Editorial Jurídica y que el profesor Bascuñán la dejó con 8 mil millones de pesos de deuda y, además, quería privatizarla. ¿Puede concebir que la edición oficial de los códigos se privatice? Yo no, ¡sobre mi cadáver! -¿Quiénes le han brindado apoyo? -Muchas personas. Por ejemplo, Juan Colombo, presidente del Tribunal Constitucional; Juan Agustín Figueroa, Miguel Otero, Bernardino Bravo, Hugo Pereira, José Bernales, Juan Manuel Barahona. Todos los profesores me respaldan. ¿No valen nada Gonzalo Figueroa o Claudio Illanes? Nahum el independiente -Usted mantuvo su trabajo en la Universidad de Chile durante el gobierno militar. ¿Cómo se define desde el punto de vista político? -Soy una persona independiente, que tiene llegada con todos los sectores. Ése es mi principal capital político. -¿Expresa públicamente su opinión política? -Cuando uno ostenta un cargo de representación como el mío, creo que la opinión política sólo debe manifestarse en la urna secreta. -A diferencia de lo que sucedió en 2008, cuando usted autorizó el ingreso de carabineros para poner fin a una toma, en esta oportunidad optó por el diálogo. ¿Por qué? -En este caso, el Centro de Alumnos es nuestro interlocutor. -¿Reconoce, entonces, legitimidad al movimiento estudiantil? -Lo reconozco como mi interlocutor válido y espero que ellos mantengan el reconocimiento del decano como su interlocutor -Ellos han insistido en su renuncia... -Conozco a mis alumnos y sé que en el fondo del alma no es eso lo que quieren. He hecho una oferta de diálogo que toma todos los aspectos del petitorio y los trata de encauzar dentro de los estatutos aprobados el 2006. En lo que no puedo transar es en el tema del cogobierno que han planteado. Por ningún motivo. |
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