Señor Director:
Tanto la aviación civil como la aviación comercial y militar de aviones de menor tamaño y velocidad son indispensables para el desarrollo de un país, sobre todo en uno tan extenso como el nuestro.
Labores de patrullaje, de exploración minera, de prospección pesquera, de fumigación, de rescate médico, de transporte de ejecutivos, se realizan mediante aviones a hélice o turbohélice. Por otra parte, está claro que en destinos que están dentro de un radio de 500 Kms de Santiago, los aviones de gran tamaño no son rentables. Lo mismo ocurre en el caso de destinos más lejanos, pero menos densamente poblados. El transporte aéreo a ciudades como Talca, Ovalle o Chillán, sólo es viable con aviones de menor tamaño.
La velocidad de despegue, vuelo y aterrizaje, los circuitos de aproximación, las distancias de aterrizaje, los ángulos de descenso de aviones con motores a hélice o turbohélice, son tan distintos de aquellos de los aviones comerciales, que la operación conjunta en un solo aeródromo resulta absolutamente incompatible. Pretender que este tipo de aviones opere desde Pudahuel sería como permitir que carretas a caballo circulasen por la Costanera Norte. Significaría no sólo largas demoras para aviones de pasajeros y de carga, sino riesgos inaceptables, puesto que por su tamaño y por la diferencia de velocidades, estos aviones resultan casi invisibles para los aviones comerciales.
En el gobierno anterior, un negocio inmobiliario llevó al cierre del aeródromo de Cerrillos. La decisión fue arbitraria, inconsulta, poco transparente y pasó a llevar la opinión de los expertos. Ese aeródromo contaba con una pista larga y con mucho espacio en todas las direcciones. Un accidente como el que estamos lamentando, que cobró 11 vidas, no hubiese tenido las consecuencias que tuvo si el despegue se hubiese realizado desde Los Cerrillos. Resulta paradojal que mientras diversos países realizan enormes esfuerzos por encontrar terrenos cercanos a las ciudades donde se pueda realizar este tipo de aviación, en Chile se haya destruido un aeródromo existente.
Desgraciadamente, una de las características de nuestras actuales autoridades políticas es la manipulación abusiva de las discusiones y los temas que importan a la ciudadanía. Son expertos en desviar la atención de la opinión pública en lugar de enfrentar los problemas de fondo.
Frente al lamentable accidente en que perdieron la vida 11 personas, la discusión se intenta centrar ahora en la conveniencia de tener o no el Aeródromo de Tobalaba en el lugar en que está emplazado, presentando como alternativa el trasladar parte de sus operaciones a un nuevo aeródromo en El Monte.
Se debe señalar que no existe proyecto alguno de aeródromo en El Monte, ni siquiera un anteproyecto. Por lo demás, la comunidad se opone a la instalación de un aeródromo en esa localidad. La verdadera discusión debiera ser si la torpe decisión de cerrar el Aeropuerto de Los Cerrillos puede ser revertida.
EVELYN MATTHEI F.
Senadora
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL DE LA ONU
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