Retirada británica de Basora: misión (in)cumplida
Las tropas británicas abandonaron su cuartel general en Basora mientras aumenta en Londres la presión de la opinión pública por defir el calendario de la retirada de Irak.
La retirada de los últimos soldados británicos de Basora, la segunda ciudad de Irak y el principal puerto del país, había sido planeada con antelación. No obstante, el primer ministro británico, Gordon Brown, se vio en aprietos para convencer al mundo de que no representa la admisión de una derrota. Los motivos son varios y diversos, comenzando por el hecho de que los soldados abandonaron el lugar amparados por la noche, que no es lo que suelen hacer las tropas que se marchan tras haber cumplido su misión.
Balance lapidario
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Arriando la bandera: Gordon Brown asegura que no se trata de una derrota."Cuatro años en Basora ¿y qué hemos conseguido?" planteaba en su portada de este lunes el periódico liberal británico The Independent. La pregunta debe poner bastante nervioso al actual jefe de gobierno, en vista de lo lapidaria de la respuesta: poco o nada de lo que se esperaba en Londres (y Washington) al comienzo de la misión.
Si bien en el primer tiempo las tropas enviadas por Gran Bretaña lograron imponer algo más de clama que las estadounidenses en su región, entretanto la situación en materia de seguridad también parece haber empeorado en el sur de Irak . Desde el mes de mayo han muerto 22 solados británicos en Basora, que forman parte del triste saldo de 168 uniformados muertos desde el inicio de la invasión, en abril de 2003.
Panorama inquietante
Grave resulta también la creciente tensión entre grupos chiítas y el hecho de que actúen en esa zona milicias a las que algunos observadores atribuyen características mafiosas. 
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Izamdo banderas: fuerzas iraquíes asumen el mando.Dicho en otros términos, el panorama no tiene nada de alentador y nada permite esperar que las fuerzas de seguridad iraquíes, que han de asumir el relevo, tengan más suerte que las británicas. Tampoco tranquiliza mayormente la idea de que los efectivos británicos permanecerán de momento en una base en el aeropuerto, a unos 25 kilómetros de la ciudad, desde donde podrían volver a intervenir de ser necesario, según aseguró Gordon Brown.
Pocos son los argumentos militares en favor de esta retirada, salvo que se reconozca el fracaso de la estrategia. Pero eso es algo que el nuevo jefe de gobierno de Gran Bretaña aún no está dispuesto a hacer. De hecho, asegura que el contingente de soldados británicos en Irak se mantendrá más o menos en sus dimensiones actuales.
Brown bajo presión política
En el plano político, sin embargo, hay factores que podrían inducir un cambio. En primer lugar, las críticas formuladas este fin de semana por dos generales británicos contra el manejo estadounidense de la situación demuestran que el tema ya no es tabú ni siquiera en las altas esferas de las fuerzas armadas. Está a la vista que la estrategia no ha funcionado y cada vez le costará más a Brown mantenerla, resistiendo a la creciente presión de una opinión pública que exige un cronograma para la retirada total de Irak.
A diferencia de Bush -quien sorpresivamente visitó Irak para debatir con su "consejo de guerra" a menos de dos semanas de tener que rendir cuentas al Congreso sobre los resultados de su nueva estrategia en Irak- Brown está apenas comenzando a gobernar. Por lo tanto, buscará lo antes posible la confirmación de parte del electorado. Y algunos analistas consideran que, para asegurarse de obtenerla, podría pagar el precio de distanciarse del presidente estadounidense, que de todos modos tiene ya un pie fuera de la Casa Blanca.
Rodrigo González Fernández
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