Vidas, ideas: El tiempo del arrase
Por José de Nigris Felán
En los últimos días, el presidente Felipe Calderón ha acaparado reflectores, titulares y hasta aplausos a nivel nacional e internacional por el nuevo gran tema al que su administración se dedicará. No cabe duda que escuchar (o leer) discursos y declaraciones de políticos profesionales puede ser motivante. Después de todo, la política en una democracia es en gran parte eso: proponer a través de la oratoria y con poder de convencimiento ideas, planes y proyectos que las mayorías estén dispuestas a apoyar. Hace tiempo nos referíamos en este mismo espacio a que en México existen muy buenas leyes y reglamentos, impecablemente redactados. De igual forma, podemos afirmar que en México hay muy buenos políticos y oradores, así como escritores de discursos y "planeadores oficiales".
Sin querer ser pesimista, da la impresión de que este nuevo gran tema, el del cambio climático, el calentamiento global y el cuidado del medio ambiente, pudiera ser solamente un discurso bonito para salir a pasear, cosechar aplausos y alabanzas. El presidente Calderón estrenó el tema ambiental a unos días de salir rumbo a Europa para sus distintas visitas oficiales y sus reuniones con el Grupo de los Ocho al que fue como invitado dentro de un grupo de otros cinco países en vías de desarrollo.
Voy a ser sincero, a mí me gusta el discurso y el tema y me parece que lo que se dice es lo correcto, mas no necesariamente las acciones van en la misma dirección. El hecho de que nuestro Presidente se plante ante otras naciones y pretenda aparecer como alguien que critica al poderoso vecino del norte (Estados Unidos) por no hacer lo sufic iente en materia de emisiones contaminantes, es alentador y hasta emocionante. Sin embargo, frases como "la inacción de otros no debe ser pretexto para la inacción propia", claramente dirigida a países como Estados Unidos que bloquean las iniciativas globales, o la frase de "el futuro ya nos alcanzó", nos dan una muestra de cómo a veces somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. De pronto, amanecimos envalentonados y nos queremos convertir en los paladines de la cultura ambiental a nivel global.
Suena a todo dar. Sin embargo, pareciera que a nuestras autoridades, incluyendo a nuestro entusiasta Presidente, no se les ha ocurrido darse una vuelta por las calles del país. Son esas mismas autoridades (en todos los niveles) las que han sido testigos mudos y promotores imparables de la legalización de autos chuecos que no cumplen con la más mínima medida de seguridad o control contaminante. Esas mismas autoridades las que planean para que con obras de infraestructura insuficientes se generen cuellos de botella que generan contaminación y deterioro del medio ambiente. Las mismas autoridades que de pronto deciden empezar una carretera que es necesaria desde hace 10 ó 15 años y que un día dan el banderazo de arranque de obras y al otro están autoclausurándose los trabajos de construcción por faltas a las regulaciones ambientales.
En México existen normas oficiales en materia ambiental, leyes y reglamentaciones cuya intención es cuidar el medio ambiente. Sin embargo, con gran frecuencia se convierten en listados de buenas intenciones y en herramientas muy efectivas para la corrupción y el tráfico de influencias. Las distintas leyes ambientales se "escurren" entre los escalones de la autoridad y acaban democratizadas en manos de los presidentes municipales, hechas reglamentos que prácticamente nadie hace el intento por hacer respetar. Los reglamentos de tránsito o de desarrollo urbano contienen distintas reglas que en un caso son brutalmente ignoradas y en otro utilizadas como arma de inspectores insensibles.
No quiero ser aguafiestas, pero los grandes discursos deberían estar respaldados por al menos acciones elementales como una infracción al vehículo que emite humo visible o una llamada de atención a la empresa que tira desechos. Después de eso, ya tendremos algo de autoridad para regañar a los gringos o ponernos el traje de ecologistas internacionales.
josedenigris@yahoo.com
Por José de Nigris Felán
En los últimos días, el presidente Felipe Calderón ha acaparado reflectores, titulares y hasta aplausos a nivel nacional e internacional por el nuevo gran tema al que su administración se dedicará. No cabe duda que escuchar (o leer) discursos y declaraciones de políticos profesionales puede ser motivante. Después de todo, la política en una democracia es en gran parte eso: proponer a través de la oratoria y con poder de convencimiento ideas, planes y proyectos que las mayorías estén dispuestas a apoyar. Hace tiempo nos referíamos en este mismo espacio a que en México existen muy buenas leyes y reglamentos, impecablemente redactados. De igual forma, podemos afirmar que en México hay muy buenos políticos y oradores, así como escritores de discursos y "planeadores oficiales".
Sin querer ser pesimista, da la impresión de que este nuevo gran tema, el del cambio climático, el calentamiento global y el cuidado del medio ambiente, pudiera ser solamente un discurso bonito para salir a pasear, cosechar aplausos y alabanzas. El presidente Calderón estrenó el tema ambiental a unos días de salir rumbo a Europa para sus distintas visitas oficiales y sus reuniones con el Grupo de los Ocho al que fue como invitado dentro de un grupo de otros cinco países en vías de desarrollo.
Voy a ser sincero, a mí me gusta el discurso y el tema y me parece que lo que se dice es lo correcto, mas no necesariamente las acciones van en la misma dirección. El hecho de que nuestro Presidente se plante ante otras naciones y pretenda aparecer como alguien que critica al poderoso vecino del norte (Estados Unidos) por no hacer lo sufic iente en materia de emisiones contaminantes, es alentador y hasta emocionante. Sin embargo, frases como "la inacción de otros no debe ser pretexto para la inacción propia", claramente dirigida a países como Estados Unidos que bloquean las iniciativas globales, o la frase de "el futuro ya nos alcanzó", nos dan una muestra de cómo a veces somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. De pronto, amanecimos envalentonados y nos queremos convertir en los paladines de la cultura ambiental a nivel global.
Suena a todo dar. Sin embargo, pareciera que a nuestras autoridades, incluyendo a nuestro entusiasta Presidente, no se les ha ocurrido darse una vuelta por las calles del país. Son esas mismas autoridades (en todos los niveles) las que han sido testigos mudos y promotores imparables de la legalización de autos chuecos que no cumplen con la más mínima medida de seguridad o control contaminante. Esas mismas autoridades las que planean para que con obras de infraestructura insuficientes se generen cuellos de botella que generan contaminación y deterioro del medio ambiente. Las mismas autoridades que de pronto deciden empezar una carretera que es necesaria desde hace 10 ó 15 años y que un día dan el banderazo de arranque de obras y al otro están autoclausurándose los trabajos de construcción por faltas a las regulaciones ambientales.
En México existen normas oficiales en materia ambiental, leyes y reglamentaciones cuya intención es cuidar el medio ambiente. Sin embargo, con gran frecuencia se convierten en listados de buenas intenciones y en herramientas muy efectivas para la corrupción y el tráfico de influencias. Las distintas leyes ambientales se "escurren" entre los escalones de la autoridad y acaban democratizadas en manos de los presidentes municipales, hechas reglamentos que prácticamente nadie hace el intento por hacer respetar. Los reglamentos de tránsito o de desarrollo urbano contienen distintas reglas que en un caso son brutalmente ignoradas y en otro utilizadas como arma de inspectores insensibles.
No quiero ser aguafiestas, pero los grandes discursos deberían estar respaldados por al menos acciones elementales como una infracción al vehículo que emite humo visible o una llamada de atención a la empresa que tira desechos. Después de eso, ya tendremos algo de autoridad para regañar a los gringos o ponernos el traje de ecologistas internacionales.
josedenigris@yahoo.com
Saludos
Rodrigo González Fernández
Consultajuridicachile.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
Santiago, Chile
Escribanos, consultenos, opine
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