Las becas del Gobierno Hernán Felipe Errázuriz Desaliento provoca la nómina de parientes y funcionarios de Gobierno beneficiados con becas de estudio en el extranjero. De meritocracia, ni hablar. Es cierto que sería injusto y absurdo descalificar de plano a los beneficiarios por su cercanía al Gobierno, pero sus postulaciones no fueron decididas con doble transparencia ni con resguardos exigidos por los evidentes conflictos de intereses y riesgo de abusos. Tratándose de personas políticamente expuestas, además de la prudencia, debería haber una comisión especial de académicos o rectores independientes que verifiquen la procedencia de la solicitud, con publicidad de los antecedentes. Algo parecido a los comités de las empresas para aprobar negocios con partes relacionadas a la gestión y propiedad de las compañías. La mayor molestia no es por la lista conocida. La peor irritación se origina por otras nóminas que desconocemos: las de ciudadanos capaces, excluidos sólo por carecer de conexiones políticas, o que no postularon porque sabían que sus solicitudes no tendrían destino. El nepotismo, la politización, las influencias indebidas, las cartas de recomendación y las exclusiones son factores determinantes y conocidos hace ya mucho. Hay casos extremos: personas que no sólo no merecen las becas, sino que son verdaderos turistas, eternos estudiantes o que, simplemente, no las necesitan y desplazan a otros que las requieren para su futuro profesional y el interés nacional. Se da hasta la banalidad de postular a becas oficiales por la distinción social que importan. La suma de estos abusos desprestigia a los becarios legítimos y a Chile en las universidades extranjeras. Pero las becas del Gobierno más numerosas y relevantes no son las de estudios. Está lleno de virtuales "becados oficiales" en embajadas y en servicios públicos: asesores y funcionarios que no hacen nada y que han sido designados por favoritismo, en desmedro de profesionales idóneos. Los abusos en las becas internacionales no terminarán únicamente con otra comisión más. Lo que se necesita es limitar la discrecionalidad. La forma de hacerlo es mediante políticas y requisitos objetivos, información pública de la selección y de sus antecedentes, y una selección que dependa mayormente de las universidades extranjeras calificadas. Terminar con las becas nacionales a burócratas es más complejo: requiere alternancia en el poder y modernización del Estado. |
Posteado por El Mercurio a las Marzo 3, 2007 09:29 AM | Comentarios (9) |
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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