| ¿Existió realmente Jesucristo? | Mi nombre es J. L. B., vi su correo en el sitio catholic.net. Soy de México y me inquietó un tema en el que participo en un foro de religión. Existen muchas referencias en cuanto a que Cristo fue una persona mítica. Escritos como el de Bertrand Russell ("Porqué no soy cristiano") y muchas de las citas y referencias que se incluyen en algunas ligas parecen ver que, fuera de la Biblia, no hay fuentes históricas que soporten su existencia. Los pasajes de Flavio Josefo son cuestionados, así como otras pocas que generalmente son aceptadas por nosotros los católicos. ¿Qué diría usted al respecto? Gracias anticipadas.
Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, V.E.
Estimado: El problema de la existencia histórica de Jesús de Nazaret apenas existe, pues la evidencia que ofrece la historia en este punto es análoga a la que nos proporciona en torno a Séneca o al emperador Vespasiano. Por eso hasta los tiempos modernos nadie serio había puesto en duda su existencia histórica. Recién en el siglo XIX el racionalismo al no poder explicar por causas naturales la personalidad de Jesús optó, como solución única para salvar su sistema, por negar su existencia. Sobresalieron en esta posición la escuela Deísta, heredera de Voltaire, para quien Jesús fue cierto judío desconocido que murió en la cruz, y la Escuela simbólica de Tubinga (especialmente Br. Bauer, 1809-1882) para la cual Jesús es fruto de la primera comunidad cristiana que mediante esta figura expresa simbólicamente sus doctrinas.
Al margen de estas posiciones extravagantes, la existencia histórica de Jesús está atestiguada por documentos cristianos, judíos y paganos:
1) Testimonios cristianos
Tenemos testimonios de diversos tipos:
a) Escritos canónicos: nos hablan de Jesús los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas. En todos ellos se ve que la esencia del cristianismo, más que doctrina moral, es adhesión a la persona física de Jesús. Son numerosísimos los elementos de carácter histórico.
b) Escritos extracanónicos: los escritos de los PP. Apostólicos (que estuvieron en contacto con los apóstoles), PP. Apologetas (que defendieron la enseñanza cristiana en el siglo II), PP. de la Iglesia y autores eclesiásticos. En todos estos escritos se manifiesta claramente el carácter de adhesión a la persona histórica de Jesús. ¿Cómo se explica semejante mole de escritos si Jesús no existió?
c) Libros apócrifos: hablan de Jesús diversos evangelios apócrifos (más de cincuenta), hechos apócrifos de los apóstoles (Hechos de Juan, de Pedro, de Tomás , de Andrés, de Pablo y Tecla, de Andrés y Matías, etc.) e instrucciones apostólicas.
2) Testimonios judíos
Entre los que mencionan a Jesús podemos distinguir:
a) La literatura rabínica: el Talmud que comprende dos obras: la Mishná o colección de los comentarios orales sobre la ley hechos por los grandes rabinos de los siglos I-III (especialmente Hillel, Sammai, y R. Aquiba), y la Gemara, que es un comentario de la anterior. En ambas, continuamente se ultraja a Jesús, por lo que no duda de su existencia histórica.
b) Obras Históricas: el gran historiador del pueblo judío es Flavio Josefo (37-102) general de las tropas galileas en la guerra del 67 y luego (como prisionero) acompañante-historiador de Tito. Tiene dos libros principales: de Bello Iudaico en cuyo texto griego no hay nada sobre Jesús, pero que en una versión eslava (descubierta en 1906 por el profesor protestante A. Berendts de la Universidad de Dorpat) se leen ocho fragmentos referidos a él. En su segunda obra, Antiquitates iudaeorum, hay tres importantes textos referidos al evangelio:
-Ant. iud. 18,5,2: relata la muerte de san Juan Bautista.
-Ant. iud. 20,9,1 v.4.6: entretanto subió al pontificado, según dijimos Anás, el más joven, de índole feroz y extremadamente audaz...Dado este su carácter, pensando que había llegado el momento oportuno...., convocó el consejo de jueces y, haciendo presentar a juicio a un pariente del que llamaban Cristo (por nombre Santiago) y algunos otros con él, habiéndolos acusado de reos violadores de la ley, los condenó a ser apedreados
-Ant. Iud, 18,3,3: Por aquella época apareció Jesús, hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre, fue autor de obras maravillosas, maestro para quienes reciben con gusto la verdad. Atrajo a sí muchos judíos y también muchos gentiles. Este era el Cristo (el Mesías). Habiendo sido denunciado por los primados del pueblo, Pilato lo condenó al suplicio de la cruz; pero los que antes le habían amado le permanecieron fieles en el amor. Se les apareció resucitado al tercer día, como lo habían anunciado los divinos profetas que habían predicho de El ésta y otras mil cosas maravillosas. De él tomaron su nombre los cristianos, cuya sociedad perdura hasta el día de hoy.
Algunos dicen que es una interpolación posterior, pues se guardó en silencio hasta el año 311 en que lo recuerda Eusebio de Cesarea (M.J. Lagrange, Batiffol). Pero muchos otros, incluso A. Harnack (príncipe del racionalismo alemán) lo consideran genuino, ya que aparece en todos los códices, lo cita y aprueba el padre de la historia eclesiástica, Eusebio. No extraña su silencio anterior pues las obras de F. Josefo no eran conocidas entre los cristianos. El estilo concuerda, y es propio de F. Josefo hablar de todos los varones eximios y pretendidos mesías de su tiempo, incluso aplica vaticinios mesiánicos a Vespasiano.
Según otros aquello que hemos puesto en cursiva serían interpolaciones de un copista cristiano. De ser así, al menos el testimonio histórico queda intacto.
3) Testimonios paganos
Estos testimonios son escasos, pues a los romanos no les interesaban las discusiones doctrinales de los judíos. Pero hablan directamente de Jesús:
a) Plinio el Joven en carta a Trajano (62-113)
b) Cornelio Tácito (54-119) escribe en sus Anales el incendio de Roma y al hablar de los cristianos dice Su fundador, llamado Cristo, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato, imperando Tiberio (Anales 15, 44).
c) Suetonio, en la Vida de Claudio (25,4) dice: Expulsó de Roma a los judíos, autores de continuas revueltas bajo la instigación de Cristo.
Con tales testimonios no queda lugar para ninguna cuestión.
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