Chile, Pinochet y la economía | ||||||
La muerte del general Augusto Pinochet el pasado 10 de diciembre ha generado sentimientos encontrados, tanto entre los chilenos como en la comunidad internacional. No sólo sobre su trayectoria histórica y el cuestionamiento sobre los derechos humanos, sino también en materia económica. Prueba de ello han sido los innumerables comentarios que llegaron a los foros de BBC Mundo, donde nuestros lectores dieron su opinión sobre lo que consideran será el legado de Pinochet y donde claramente se puede observar que éstos ven a Chile con dos lupas diferentes. Mientras que, por ejemplo, Galo Alberto Mendoza Vega opina desde Guayaquil que "por mucho que se resalten los logros financieros del régimen Pinochet, los logros humanos quedan aún en negativo para el pueblo chileno, ya que las transgresiones al elemental derecho a la vida fueron sacrificadas en aras del progreso financiero." Mauricio, desde Milán, dice que "nadie en América Latina puede negar que Chile es el único país de la región que tiene un nivel de vida superior al resto. Un país con un alto nivel de educación y desarrollo que lo ha logrado gracias a Pinochet". Desde Valparaíso, Paulo asegura que "su legado de miseria continúa en el modelo económico que se construyó y construye bajo la opresión y muerte del pueblo chileno", en tanto que Verónica, desde Santiago, afirma que "que mejor demostración (de su legado) el desarrollo económico que tuvo sus bases en el gobierno del general Pinochet". Pero ¿por qué se le atribuye a Pinochet el buen desempeño económico de Chile o lo que también es llamado el modelo "milagroso"? Para responder a esas preguntas hay que remontarse a la época de los llamados "Chicago Boys" y analizar los caminos que ha tomado Chile desde la década de los setenta hasta hoy. De los "Chicago boys" al Chile de hoy
Bien escribió nuestro corresponsal en Chile, Gilberto Villarroel, que en 1973 Pinochet llegó al poder con un plan económico bajo el brazo, dispuesto a implementar las medidas económicas recomendadas por una serie de economistas chilenos que habían estudiado en Chicago bajo la dirección del reconocido economista Milton Friedman.
Pinochet puso en práctica entonces un movimiento de reforma económica que luego se conocería como "neoliberalismo", basado en la apertura de la economía, la privatización de empresas estatales y un menor control gubernamental sobre la actividad privada. Un modelo que en la década de los noventa fue seguido por la mayoría de los países de la región, y cuyos resultados han sido muy cuestionados, pero que a Chile le ha valido hoy en día el título del país más exitoso de Latinoamérica en materia económica. Chile ha registrado un crecimiento promedio de 6% desde 1985 y ha sido premiado con el galardón de número uno en el manejo de las variables macroeconómicas en el ranking del Foro Económico Mundial.
Chile creció 6,3% en 2005 y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) espera que el país despida el año con un avance del 4,4% en el Producto Bruto Interno (PIB) y con bases económicas firmes, mientras espera un 5,5% para 2007. La materia pendiente
Sin embargo, detrás de esas altas tasas de crecimientos, la estabilidad económica y la apertura de los mercados, se esconde una dura realidad y es que el milagro chileno no ha llegado a todos. La equidad sigue siendo una asignatura pendiente. Chile es el segundo país -después de Brasil- en la lista de los más desiguales de América Latina. La décima parte de la población chilena se queda con el 47% de los ingresos que genera el país. Es por eso que los que critican al modelo dicen que este no ha hecho más que demostrar que el crecimiento económico por sí sólo no es suficiente para brindar calidad de vida y bienestar para todos los ciudadanos. Mientras que los que lo defienden dicen, sin embargo, que la apertura y el crecimiento logrado son el punto de partida necesario para terminar con la pobreza y alcanzar la equidad en un futuro cercano. En materia de desempleo, el modelo tampoco ha cumplido con las expectativas. Este se ha mantenido en un promedio de 9% durante el período 1999-2003, y todavía se mantiene alto en 7,9%, según datos de la CEPAL. Los niveles de pobreza, sin embargo, se han reducido. El porcentaje de la población bajo el nivel de pobreza descendió de 38,6% en 1990 a 18,8% en 2003, y el de indigencia pasó de 12,9% a 4,7% en el mismo período, según datos del Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD).
Pero, sin dudas, el Chile de hoy muestra que todavía hace falta mucho para que los resultados del llamado "milagro" chileno lleguen a todos por igual y a todos los rincones del país. Buen artículo, felicitaciones. |
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