TOPICOS Y OPINIONES
Los republicanos: maestros del miedo
Isaías Medina Ferreira domingo 8 de octubre de 2006, 08:44:32 AM (AST)
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Desde siempre, el partido Republicano ha tratado de vendernos—entre otras cosas ficticias, que muchos ingenuos compramos—, la imagen de ser el campeón de los valores conservadores, en los que se incluyen en primer plano el patriotismo y los altos valores cristianos y morales. Usando esos valores como escudo, más que vendernos, muchas veces estos fulanos y sus bocinas, accionando todos los botones emocionales que puedan atraer y rendir a la población ingenua y creída para que le de sus votos, no han descartado estrategias, no importa lo burdas, insólitas, y divisivas, para agresivamente tratar de imponer su voluntad y conseguir lo que en realidad les importa: obtener y retener el poder a cualquier costo.
Para los republicanos, cuando se trata de conseguir y retener el poder, de modo que puedan imponer sus políticas retrógradas, racistas y excluyentes, todas las escaramuzas son válidas: las engañifas, el fraude electoral, demonizar a individuos y grupos que los enfrenten, tapar la corrupción, los actos dolosos y las conductas inmorales de sus miembros; tergiversar la realidad, y hasta disfrazarse de ángeles y en secreto vender el alma al diablo.
Ética, ideología y vergüenza toman el asiento de atrás al accionar de una maquinaria política cuya única razón de ser es ganar elecciones y repartir el botín entre sus amigos súper ricos.
El Republicano es también el partido que se vende como fiscalmente responsable y ha acumulado un déficit nunca antes visto en la historia de la nación y en cuyos presupuestos no faltan sumas astronómicas—casi siempre para derrochar en proyectos sin sentido, como el famoso puente que conducía a ninguna parte en Alaska—, sólo para favorecer la vanidad y la codicia de algún legislador poderoso y dar dádivas a las compañías multinacionales. Y no sólo eso, el Republicano, más que su contraparte, el partido Demócrata, es el socio por excelencia de todos los intereses especiales, siempre y cuando contribuyan a las campañas de sus candidatos, no importa si esos intereses son lesivos a los intereses de la mayoría.
De ahí la gran cantidad de escándalos que hemos visto desfilar ante nuestros ojos en los casi siete años de la administración Bush. Sólo para mencionar los más sonados: la renuncia de Tom De Lay (de Texas), otrora el alma republicana, y Robert W. Ney, de Ohio, ambos ligados al súper cabildero, Jack Abramoff. La pérdida de miles de millones de dólares que fueron aprobados para la reconstrucción de Irak, donde abunda un desorden absoluto. Además de los casos de corrupción, los casos de obstrucción de justicia y de escapes de noticias secretas para comprometer a los contrarios, como fue el caso de Valerie Plame, agente secreta de la CIA, cuya identidad fue revelada desde la Casa Blanca, porque el esposo de ésta, el ex embajador Joseph Wilson, osó expresar en público su desacuerdo con Bush y la guerra de Irak.
Nunca como ahora se había visto tan poca delicadeza en el manejo de la cosa pública y las relaciones internacionales. Hoy Estados Unidos es más odiado que nunca alrededor del globo y más del 70% de los iraquíes, a quienes supuestamente fueron a liberar, piden a gritos que las tropas norteamericanas salgan de su territorio de inmediato.
Las mentiras, las medias verdades, las tergiversaciones y los simples actos de hipocresía de los republicanos forman un rosario interminable de acciones vergonzosas del que todos, especialmente los hispanos, debiéramos huir. El caso Foley es la última cuenta de este rosario interminable de escándalos de la gente cuya base moral es sólo el repudio público (aunque en apariencia no en privado) de todo lo que tenga que ver con sexo.
EL CASO FOLEY
Mark Foley, un congresista republicano de la Florida, tuvo que renunciar la semana pasada a su asiento en la legislatura, en medio de revelaciones de que había enviado correos electrónicos explícitos, de naturaleza sexual, a varios muchachos adolescentes que estaban sirviendo como mensajeros de la Casa de Representantes. El Sr. Foley presidía nada más y nada menos que el Comité de niños desaparecidos y explotados. ¿Qué les parece? La zorra cuidando el gallinero.
Si bien siempre es delicioso ver que desenmascaran a un hipócrita, el caso Foley tiene ramificaciones que indican que hubo un encubrimiento del hecho el cual implica a figuras tales como Dennis Hastert (de Illinois), el presidente de la cámara de diputados, quien primero dijo haberse enterado del caso la semana pasada, para luego admitir que hacía varios meses que tenía conocimiento del asunto, pero no lo informó si no a unos cuantos legisladores republicanos, entre ellos Thomas Reynolds (de New York), quienes decidieron guardar silencio hasta que la noticia fue dada a conocer al público por la cadena ABC de noticias. Lo irónico de este caso es que, si se le llega a encontrar culpable de acoso sexual a un menor, Foley puede ser condenado con las mismas leyes que él ayudó a pasar.
Decir que el escándalo ha agitado los cimientos de la maquinaria republicana negativamente, es quedarse corto. Con las elecciones a 5 semanas de distancia, las bocinas y los estrategas, que ya de por sí tenían un trabajo arduo por delante para tratar de alejarse de un presidente impopular y su costosa guerra, están tratando desesperadamente por tratar de distraer la opinión pública del caso Foley y del fiasco que ha resultado la guerra de Irak. No se sorprendan si en los próximos días aparece una noticia extraordinaria relacionada con el terrorismo en primera plana. Recuerden que los republicanos son maestros en el arte de infundir miedo.
LOS REPUBLICANOS EN MASSACHUSETTS
Como la vicegobernadora, Kerry Healey, es una gran republicana, no nos sorprende su intento constante de infundir miedo a los votantes con el monofónico cántico de que ella tiene “miedo de que un solo partido domine la gobernación y el poder legislativo”. Y las cualidades de Deval Patrick, ¿no cuentan? No sólo eso, ¿deben los pobladores del estado continuar sufriendo la devastación que hasta ahora ha sufrido y elegirla a usted, que obviamente ha sido parte del problema, para mantener su antojadizo balance de poder, el cual usted sólo menciona porque no es en su campo que se da?
La Sra. Healey se queja de que la legislatura, por ser de mayoría demócrata ha obstruido una enorme cantidad de acciones de la administración Romney-Healey. ¿Por qué? Porque raras veces la administración ha buscado a la legislatura como socia; por el contrario, en su búsqueda de excusas por su falta de determinación, esta administración lo único que ha hecho es criticar a los legisladores y establecer un muro insalvable entre ambas ramas del gobierno estatal.
Otro de los temas favoritos de la Sra. Healey es tratar de usar la inmigración ilegal para polarizar los votantes en contra de Deval. Yo creía que éste era Massachusetts, no Arizona o Texas, o uno de los estados limítrofes con Méjico y que la inmigración ilegal es un tema federal.
Aunque la Sra. Healey no lo usa directamente, porque ella misma acepta la “unión civil” de los homosexuales, muchos entre los hispanos están tratando de usar el que Deval esté de acuerdo con los matrimonios de estos, como un cuco. Sres., no traten de confundir con un mensaje hueco e insultante, no sean tontos útiles y déjense de hacer juego a quienes no les interesa si ustedes como inmigrantes existen: ni la inmigración ilegal, ni los matrimonios gays, que son ley y Deval nada tuvo que ver con su aprobación, ni la raza de Deval son los temas de esta campaña.
Los verdaderos temas de estas elecciones son la falta de viviendas asequibles a los menos afortunados, el alto precio de los servicios de salud, la creación de nuevas fuentes de trabajo, restaurar la ayuda a las ciudades y poblaciones del estado, parar la pérdida hemorrágica de trabajos y parar el éxodo masivo de la población. Lo demás es una simple cortina de humo, a través de la cual los votantes, que no tienen ni un pelo de tontos, pueden ver lo que se mueve detrás.
EcoHispano.com
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