¿Guatemala o Venezuela? | ||||||
La elección ha creado un ambiente de polarización. Venezuela ha sido acusada de practicar la "petrodiplomacia", ofreciendo beneficios petroleros a aquellos países que apoyen su candidatura al Consejo. Guatemala, por su parte, ha sido duramente criticada por su cercanía con EE.UU. Su autonomía cuando llegue el momento de votaciones cruciales ha sido cuestionada. Para los analistas, lo claro es la división del Grupo de Latinoamérica y el Caribe (GRULAC) que normalmente se pone de acuerdo con anterioridad para escoger a un candidato. ¿Candidato compromiso? Esta vez, sin embargo, la falta de consenso regional hará que sean los 192 países miembros los que decidan el ganador. Para salir elegido, se debe obtener por lo menos dos tercios de la votación, es decir, 128 votos.
Por su parte, Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, México, Colombia y buena parte de América Central, apoyarían a Guatemala.
En caso de que ninguno de los dos países obtenga la mayoría en la primera ronda, nuevas votaciones serían requeridas. De darse esta situación, algunos como Perú -cuyo gobierno aseguró que se abstendría de votar este lunes- han llegado a sugerir a Uruguay como un candidato de compromiso, ya que es socio de Venezuela en la unión aduanera en Mercosur y al mismo tiempo, mantiene excelentes relaciones con Washington.
El gobierno de Venezuela se ha comprometido a ser la voz independiente de la región y desde ya ha dicho que actuará para contrarrestar las presiones de Estados Unidos. La influencia del no permanente Por esta razón, muchos internacionalistas están empezando a ver que la llegada de Venezuela al Consejo podría llegar a convertirse en un escenario más de pugnas entre Washington y Caracas, lo cual afectaría negativamente el rol del Consejo en un momento de crucial importancia para el mundo y para el futuro de las Naciones Unidas.
Ahora bien, más allá del interés de cada país por un puesto en el Consejo, ya en la realidad es más bien poco lo que un miembro no permanente puede hacer para influir la agenda del Consejo de Seguridad. Para que cualquier resolución sea aprobada, necesita de nueve votos afirmativos y ningún veto de los miembros permanentes. Así las cosas, si Guatemala o Venezuela quisieran bloquear alguna resolución tendrían que convencer a uno de los cinco miembros permanentes o conseguir el respaldo de seis miembros no permanentes, una labor supremamente dura y diplomáticamente difícil. Además del asiento del GRULAC, hay cuatro renovaciones más en el Consejo de Seguridad. Con excepción de la de Asia -la cual deja Japón y está siendo disputada por Indonesia y Nepal- todas las delegaciones acordaron sus candidatos por consenso: Italia y Bélgica entran por Dinamarca y Grecia en el caso de Europa Occidental; y Sudáfrica entrará por Tanzania en lo que a África se refiere.
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