| Futuro del comercio exterior chileno Este año, Chile comerciará con el mundo -entre importaciones y exportaciones- una cifra inédita, de alrededor de 95 mil millones de dólares. Eso es el resultado de dos hechos: la sostenida política de apertura comercial del país -ya se han firmado acuerdos de libre comercio con países que representan más de cuatro quintos del PGB mundial-, lo que ha impulsado las actividades de importación y exportación de manera persistente, y el inusitado precio que el cobre ha alcanzado durante este año, que ayudará a generar un superávit comercial superior a los 20 mil millones de dólares. Como hay conciencia de que el alto precio del cobre es un fenómeno transitorio, cuando éste concluya el país enfrentará el enorme desafío de continuar esta senda de crecimiento del comercio con el mundo -ésa es la forma de desarrollarse para un país pequeño, como el nuestro- en un escenario distinto, cambiante y bastante más difícil. Lo anterior necesariamente requiere el despliegue de nuevas actividades exportadoras -que permitan, a su vez, el crecimiento de las importaciones-, no relacionadas con las materias primas mineras. De hecho, ello ya ha estado ocurriendo con la industria agroalimentaria, que incluye a las diversas variedades de carne, fruta, agroindustria, vitivinicultura, salmonicultura y acuicultura. El año pasado, ese segmento exportó siete mil millones de dólares, y se espera duplicar esa cifra para 2010. El hecho de que este sector se haya ido desarrollando sin que el Estado haya hecho un esfuerzo específico en subsidios para que así ocurra -aunque sí con políticas de apoyo a la innovación tecnológica en esas áreas- ayuda a responder negativamente a la pregunta respecto del grado de injerencia que debería tener el Estado en esta materia. Sin perjuicio de lo señalado, sí ha resultado importante el esfuerzo de transferencia tecnológica que la Fundación Chile hizo inicialmente en salmonicultura, o la colaboración de los fondos de investigación estatales para el mejoramiento de la industria forestal y acuícola en cuanto a su aptitud para penetrar los exigentes mercados mundiales. Por otra parte, la capacidad científica, tecnológica y de innovación que Chile logre alcanzar será fundamental en el interés que las empresas de tecnología de punta puedan tener para establecerse en nuestro país y para usarlo como plataforma para exportar productos y servicios a otras regiones. El reciente viaje a California de una delegación de "Chile, País Digital" confirma la importancia de la innovación en el futuro de nuestro comercio exterior. |
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