La noticia de que la policía norteamericana había interceptado una carta con veneno dirigida a Barack Obama, ha devuelto a la palestra la amenaza del bioterrorismo. Este término alude al uso criminal demicroorganismos patógenos, toxinas o sustancias perjudiciales de origen biológico, con el fin de provocar un daño en la población.
La administración que más ha trabajado en la lucha contra el bioterrorismo es la de Estados Unidos, tras sufrir los atentados del 11 de septiembre y los ataques bioterroristas también en 2001. A partir de ahí, se desarrollaron diversas iniciativas legislativas federales para proteger a la sociedad. En el caso deLatinoamérica, la Organización Panamericana de la Salud establecía el riesgo de sufrir un ataque bioterrorista en una amenaza leve.
Por su parte, la Unión Europea coordina las diferentes políticas nacionales de protección contra el bioterrorismo, con el objetivo de garantizar la salud pública de los ciudadanos a nivel continental, a través del Comité de Seguridad Sanitaria. La UE también trabaja junto con México y los países del G7 en el proyecto conocido como Iniciativa Global para la Seguridad Sanitaria, con el objetivo de proteger a la población mundial por si se diera algún tipo de amenaza sanitaria.
¿Qué es el bioterrorismo?
Como comentábamos antes, el bioterrorismo supone el empleo de agentes biológicos, que pueden ser diseminados a través del agua, el aire o los alimentos. El principal problema reside en su difícil detección, y en el caso de infectar a la población, es complicado que se manifiesten los síntomas hasta pasadas unas horas o incluso días.
Los investigadores suelen temer el uso de agentes biológicos que provoquen el ántrax, el botulismo, la peste, u otras enfermedades menos conocidas, como la brucelosis. También las amenazas alimentarias, mediante el uso de bacterias como Salmonella o Escherichia coli, son otras de las posibilidades que el bioterrorismo abarca.
La carta que supuestamente iba dirigida a Barack Obama es un ejemplo de que el terrorismo biológico sigue en cierto modo latente. Los investigadores identificaron el veneno que contenía la misiva como ricina. Esta potente toxina es otra de las armas biológicas que clasifica el Center for Disease Control and Prevention (CDC) de los Estados Unidos, como potencialmente peligrosa. Se trata de una toxina producida por una planta (el ricino, castor o tártago), que puede provocar graves problemas como diarreas, deshidratación, hipotensión o hemorragias intestinales.
Otro de los agentes más conocidos en el bioterrorismo es una bacteria, Bacillus anthracis. Este microorganismo, empleado en los ataques en Estados Unidos en 2001, es el responsable de la enfermedad conocida como carbunco. Se caracteriza por ser una enfermedad muy contagiosa y grave, que puede manifestarse a nivel cutáneo, intestinal y respiratorio.
En septiembre de 2001, se enviaron varias cartas a dos senadores democrátas y a medios de comunicación estadounidenses (ABC News, CBS News, NBC News, New York Post y National Enquirer), que contenían un extraño "polvillo", al que los periodistas no dieron demasiada importancia. En realidad sí que era peligroso, ya que contenía esporas de esta bacteria, y finalmente provocó la infección por carbunco de 22 personas (finalmente fallecieron cinco por este ataque).
La amenaza del bioterrorismo sigue latente en el mundo, y solo un control efectivo por parte de las autoridades podrá evitar o minimizar el riesgo de posibles ataques.
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