"Chávez-dependencia" amenaza con paralizar los planes de Venezuela
El cáncer que afecta al presidente Hugo Chávez ha desnudado la enorme dependencia que tiene el gobierno venezolano de su líder, lo que amenaza con descarrilar decenas de proyectos políticos y económicos cruciales para la campaña electoral del 2012.
Desde que llegó al poder en 1999, Chávez ha controlado y supervisado personalmente hasta el más mínimo detalle del devenir nacional, desde multimillonarias inversiones petroleras hasta la remodelación de escuelas rurales.
Desde que llegó al poder en 1999, Chávez ha controlado y supervisado personalmente hasta el más mínimo detalle del devenir nacional, desde multimillonarias inversiones petroleras hasta la remodelación de escuelas rurales, y siempre ha sido renuente a delegar incluso entre sus más cercanos allegados.
Esto ha creado una estructura piramidal del Ejecutivo, que tiene en el presidente el último y único órgano decisor, generando una suerte de "chávez-dependencia" en materia política y económica difícil de superar en el corto plazo, lo que podría pasarle factura a la "revolución socialista".
"Si el presidente Chávez no está dispuesto a delegar autoridad, entonces un renovado gabinete no tendría control para modificar los planes económicos, lo que sugiere un estancamiento o parálisis en la gerencia pública", advirtió el miércoles The Royal Bank of Scotland en un informe.
Nadie sabe hasta qué punto podrá Chávez compaginar su tratamiento y sus responsabilidades de gobierno, ni por cuánto tiempo se prolongará esta situación.
Pese a una serie de problemas que afecta su popularidad, su innegable carisma y su habilidad para generar esperanza entre la mayoría pobre del país petrolero son las mejores bazas del oficialismo para dar continuidad al proyecto socialista frente a una oposición fortalecida en los últimos eventos electorales.
Y para las elecciones la voz de mando había ordenado tener listas 350.000 viviendas nuevas -la mitad de lo que se ha construido en 12 años-, superar una aguda crisis eléctrica patente desde el 2009, encaminar la economía por la senda del crecimiento y reagrupar las fraccionadas fuerzas políticas del oficialismo para incrementar su masa de votantes.
"Existe la necesidad en este momento de tener que delegar, de transferir, de generar un equipo un poco más diverso y con mayor discrecionalidad para el ejercicio de la función pública", dijo Nicmer Evans, analista político y activista del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Analistas prevén que Chávez reestructurará su gabinete para afrontar este nuevo período, pero parece improbable que se consolide un "segundo de abordo" capaz de tomar decisiones y aglutinar voluntades en el seno del oficialismo, donde conviven varios grupos de poder con intereses y objetivos muy dispares.
"La enfermedad del presidente Chávez nos demuestra que es necesario ir hacia una dirección colectiva. Aunque hay un líder, es necesario que todo no recaiga en un solo hombre", reconoció el diputado oficialista Jesús Faría en una entrevista con el diario estatal El Correo de Orinoco.
Sin Chávez no hay paraíso. En Venezuela quien manda es Chávez. Lo dicen el presidente, sus ministros, la oposición y lo saben todos los venezolanos.
Pero, como el propio mandatario ha reconocido, su condición requerirá de un largo y cuidadoso tratamiento que lo podría mantener intermitentemente alejado de la gestión, lo que crea dudas sobre el logro de las ambiciosas metas pre-electorales.
El oficialismo se muestra optimista y apuesta a una rápida rehabilitación del líder izquierdista, mientras el gobierno funciona en piloto automático.
"Tenemos confianza en las políticas públicas planteadas para cumplir los aspectos de la política económica y no vemos cómo se pueden ver afectadas por la salud del presidente", dijo Rodrigo Cabezas, ex ministro de Finanzas y dirigente del PSUV.
"Confiamos en su recuperación y una vez recuperado será nuestro candidato", agregó.
La popularidad de Chávez está lejos de los máximos alcanzados tras su reelección en el 2006, minada por la alta inseguridad, falta de vivienda, precios disparados, crisis de los servicios públicos y escasez de productos básicos.
Sin embargo, su innegable carisma y su habilidad para generar esperanza entre la mayoría pobre del país petrolero son las mejores bazas del oficialismo para dar continuidad al proyecto socialista frente a una oposición fortalecida en los últimos eventos electorales.
"El gobierno debe renovar cada cierto tiempo las expectativas, pero eso sólo funciona con un Chávez activo o intermitente", resaltó John Magdaleno, experto en opinión pública de la Universidad Central de Venezuela.
"El apoyo emocional no es transferible y parece que ninguna alternativa de sucesión es suficientemente buena", dijo.
autor
Reuters
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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