Los políticos jamás crean empleo o riqueza
El primero de mayo de 2011 ha sido el más pobre, estúpido y confuso celebrado en España desde la muerte de Franco porque quedaron claras las contradicciones de unos sindicatos que, a pesar de haber sido comprados por el gobierno socialista con una lluvia de subvenciones y de ser coresponsables del fracaso económico de Zapatero, tuvieron que salir a las calles para protestar por algo que ellos mismos han contribuido a crear: un país desolado por el desempleo, que alcanza ya la cifra fatídica de 5 millones.
Con escasa asistencia y ambiente apagado, las consignas fueron igualmente estúpidas, confusas y absurdas. Los gritos contra el gobierno, el verdadero culpable del drama del paro, sonaban falsos cuando salían de gargantas compradas con dinero público, mientras algunos manifestantes clamaban por la creación de empleos públicos en un país al que le sobren más de un millón de funcionarios y de enchufados de los partidos políticos, mantenidos por el erario público. Algunos gritos, todavía más surrealistas y extraños, clamaban contra los empresarios, que son, precisamente, los únicos que pueden sacar al país de la ruina provocada por políticos y sindicalistas sometidos.
Cuando la España triste del presente, gobernada por el socialismo, está a punto de alcanzar la fatídica cifra de 5 millones de desempleados, los políticos siguen hablando de crear empleo, como si el empleo lo crearan ellos y no la empresa. Los millones de parados y de pobres que han llenado de tristeza y desesperación la sociedad española son la consecuencia directa de un gobierno, presidido por Zapatero, que nadie sabe si es más torpe que arrogante, o al revés.
Una de las mentiras mejor montadas por la "casta" política española es la de que ellos crean empleo y riqueza. Sin embargo, no lo han hecho jamás, ni pueden hacerlo, porque quien crea empleo es la empresa, mientras que los políticos sólo pueden impulsar o frenar la creación de empleo.
Algunos analistas piensan que, con su política radical de izquierda y con su obsesiva alianza con los sindicatos, Zapatero y su gobierno han destruido en España más empleo que la misma crisis. Según esa tesis, Zapatero ha acosado con impuestos y todo tipo de obstáculos a la empresa mediana y pequeña, que es la que crea casi el 90 por ciento de los empleos en España, lo que ha generado la destrucción masiva del tejido productivo.
Esas empresas tienen que abonar a un gobierno obsesionado por recaudar el IVA de las facturas que emiten, antes de cobrarlas, todo un drama para unas empresas a las que se les han suprimido ventajas fiscales y a las que cada día se les asfixia más con burocracia y marginación desde el poder. Muchas de esas empresas están cerrando porque las administraciones públicas no les pagan, algo inconcebible en una sociedad moderna y civilizada.
La oposición de derecha, que asegura poder crear empleo y riqueza, ha incluído en su programa ayudas de todo tipo para las empresas y ventajas fiscales que estimulen la contratación de trabajadores y el relanzamiento de la economía, una política que el socialismo, obsesionado en concentrar en el Estado el máximo poder, ni siquiera es capaz de imaginar.
Lo único que los políticos pueden crear es empleo de funcionarios y enchufados, puestos que no representan creación de riqueza, sino gasto público y más despilfarro.
De todos las estragos que ha causado en España la política de Zapatero y su gobierno, el peor de todos no es, como se dice, el desempleo masivo, sino la destrucción del tejido productivo, con el cierre de cientos de miles de empresas y la desaparición de sectores enteros de la economía productiva, antes prósperos y prometedores.
La única ayuda que el socialismo gobernante presta a las empresas consiste en las subvenciones, ahora imposibles porque no hay dinero, pero esas subvenciones han quedado mediatizadas y prostituidas por la corrupción, ya que los gobiernos han sido más generosos con las empresas amigas que con las que realmente merecían esas ayudas públicas. Además, las subvenciones convierten al político en protagonista porque decide con el dinero de todos a quien benefican y a quien castigan, mientras que las empresas que reciben esas ayudas suelen perder músculo y competitividad, desapareciendo cuando dejan de recibir dinero fácil.
La política empresarial de la iizquierda socialista ha sido y es una filosofía desastrosa e inicua que ha generado desempleo masivo, pobreza y frustración
Con escasa asistencia y ambiente apagado, las consignas fueron igualmente estúpidas, confusas y absurdas. Los gritos contra el gobierno, el verdadero culpable del drama del paro, sonaban falsos cuando salían de gargantas compradas con dinero público, mientras algunos manifestantes clamaban por la creación de empleos públicos en un país al que le sobren más de un millón de funcionarios y de enchufados de los partidos políticos, mantenidos por el erario público. Algunos gritos, todavía más surrealistas y extraños, clamaban contra los empresarios, que son, precisamente, los únicos que pueden sacar al país de la ruina provocada por políticos y sindicalistas sometidos.
Cuando la España triste del presente, gobernada por el socialismo, está a punto de alcanzar la fatídica cifra de 5 millones de desempleados, los políticos siguen hablando de crear empleo, como si el empleo lo crearan ellos y no la empresa. Los millones de parados y de pobres que han llenado de tristeza y desesperación la sociedad española son la consecuencia directa de un gobierno, presidido por Zapatero, que nadie sabe si es más torpe que arrogante, o al revés.
Una de las mentiras mejor montadas por la "casta" política española es la de que ellos crean empleo y riqueza. Sin embargo, no lo han hecho jamás, ni pueden hacerlo, porque quien crea empleo es la empresa, mientras que los políticos sólo pueden impulsar o frenar la creación de empleo.
Algunos analistas piensan que, con su política radical de izquierda y con su obsesiva alianza con los sindicatos, Zapatero y su gobierno han destruido en España más empleo que la misma crisis. Según esa tesis, Zapatero ha acosado con impuestos y todo tipo de obstáculos a la empresa mediana y pequeña, que es la que crea casi el 90 por ciento de los empleos en España, lo que ha generado la destrucción masiva del tejido productivo.
Esas empresas tienen que abonar a un gobierno obsesionado por recaudar el IVA de las facturas que emiten, antes de cobrarlas, todo un drama para unas empresas a las que se les han suprimido ventajas fiscales y a las que cada día se les asfixia más con burocracia y marginación desde el poder. Muchas de esas empresas están cerrando porque las administraciones públicas no les pagan, algo inconcebible en una sociedad moderna y civilizada.
La oposición de derecha, que asegura poder crear empleo y riqueza, ha incluído en su programa ayudas de todo tipo para las empresas y ventajas fiscales que estimulen la contratación de trabajadores y el relanzamiento de la economía, una política que el socialismo, obsesionado en concentrar en el Estado el máximo poder, ni siquiera es capaz de imaginar.
Lo único que los políticos pueden crear es empleo de funcionarios y enchufados, puestos que no representan creación de riqueza, sino gasto público y más despilfarro.
De todos las estragos que ha causado en España la política de Zapatero y su gobierno, el peor de todos no es, como se dice, el desempleo masivo, sino la destrucción del tejido productivo, con el cierre de cientos de miles de empresas y la desaparición de sectores enteros de la economía productiva, antes prósperos y prometedores.
La única ayuda que el socialismo gobernante presta a las empresas consiste en las subvenciones, ahora imposibles porque no hay dinero, pero esas subvenciones han quedado mediatizadas y prostituidas por la corrupción, ya que los gobiernos han sido más generosos con las empresas amigas que con las que realmente merecían esas ayudas públicas. Además, las subvenciones convierten al político en protagonista porque decide con el dinero de todos a quien benefican y a quien castigan, mientras que las empresas que reciben esas ayudas suelen perder músculo y competitividad, desapareciendo cuando dejan de recibir dinero fácil.
La política empresarial de la iizquierda socialista ha sido y es una filosofía desastrosa e inicua que ha generado desempleo masivo, pobreza y frustración
Fuente:votoenblanco.com
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
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CEL: 93934521
Santiago- Chile
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