Teletrabajo: soluciones a los principales problemas
La falta de disciplina para organizarse y de aprovechamiento del tiempo constituyen el origen del fracaso en el trabajo a distancia
Los "teletrabajadores" son quienes desempeñan un empleo desde su propio domicilio, una fórmula que implica ciertas ventajas, como librarse de los atascos en horas punta, pero que también es sinónimo de inconvenientes. Quienes practican el teletrabajo pueden sentir frustración e insatisfacción si no siguen una serie de rutinas cada día y aprenden a organizarse y a aprovechar el tiempo.
Errores de fácil solución
- Imagen: Allen Elliotte -
Para que el trabajo en casa sea más productivo, hay que evitar algunos hábitos que pueden suponer grandes problemas.
Para sacar adelante el trabajo desde casa, hay que procurar mantener una vida regular, con hábitos estables
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Autoengañarse y creer que se está capacitado para teletrabajar. No todas las personas tienen la suficiente autodisciplina para trabajar desde casa. Algunos profesionales consideran que es una práctica con más ventajas que inconvenientes, pero esta idea puede chocar con la realidad. Hay que evaluar la situación y cuestionarse si trabajar desde el hogar se ajusta a las metas y al modo de vida de cada uno. Es fundamental evaluar los beneficios, los obstáculos y los retos de la nueva situación laboral. Si no se valoran estos aspectos, resultará más difícil adaptarse al cambio que supone dejar una oficina con horarios y una rutina determinada por trabajar en casa.
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Trabajar en el comedor, en el sofá, en la cama... Pensar que cualquier sitio es bueno para realizar una actividad es uno de los errores más comunes. Trabajar con el ordenador encima de la mesa del comedor no es cómodo y, mucho menos, sobre el sofá o en la cama. Es recomendable buscar un espacio exclusivo para trabajar y habituarse a él. Éste debe tener una buena iluminación, una silla cómoda y una mesa despejada. No es conveniente ubicar la oficina en un lugar de paso porque las interrupciones serán continuas.
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No establecer un horario y unas reglas. Para que la vida laboral interfiera lo menos posible en la personal, es conveniente establecer unas reglas y recordar a los miembros de la familia que las respeten. Hay que ponerse un horario para crear una rutina. En muchas ocasiones, tener trabajo en casa es sinónimo de realizar una tarea de manera continua, sin tiempo para nada ni nadie. Hay que establecer un horario tanto para empezar como para acabar y, a ser posible, debe ser siempre el mismo.
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No planificar. Se debe crear un plan de trabajo con los objetivos deseados. Al empezar la jornada, hay que realizar una lista pormenorizada de las tareas pendientes. Dedicar unos minutos a calcular cuánto se tardará en ese trabajo y repartirlo en los días de los que se dispone para hacerlo facilitará la tarea. Hay que tener en cuenta que, con toda seguridad, surgirán imprevistos. Por ello, en la planificación diaria y semanal conviene dejar un margen de tiempo para actividades urgentes. Es imprescindible cumplir el planning.
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Trabajar en pijama. Si se desea empezar cada jornada con energía, es aconsejable prepararse como si fuera a salir. Así se está más motivado y se mantiene una actitud más positiva. Aunque parezca poco relevante, conviene empezar el día como si se acudiera a una oficina.
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Alternar tareas domésticas con el trabajo. Aunque es fácil mezclar ambas labores, hay que dedicar un tiempo concreto a las tareas de la casa y otro al trabajo, sin cometer errores como dejar a medias el trabajo para salir a comprar o realizar otras actividad de tipo doméstico.
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Tener una actitud inconstante. Algunos teletrabajadores no se adaptan a esta tarea. Hay que procurar mantener una vida regular, con unos hábitos estables. No es aconsejable trabajar un exceso de horas o en horario nocturno para librar otra jornada. Tampoco se debe caer en el error de la denominada "procrastinación", es decir, la tendencia a posponer el trabajo. Si se quiere sacar adelante la tarea y tener el mayor beneficio posible, hay que ser muy riguroso y respetar tanto las horas de sueño como las dedicadas al trabajo.
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Aislarse. Al perder el contacto diario con compañeros, jefes o clientes, se dejan de fomentar unas relaciones profesionales muy útiles en la vida laboral. Para evitarlo, hay que reservar un espacio en la agenda para asistir a eventos, conferencias o seminarios y no perder el contacto con otros compañeros. También se pueden planificar reuniones regulares, asociarse a organizaciones profesionales o asistir a clases y seminarios para actualizar conocimientos.
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No ser previsor y carecer de materiales de repuesto. No hay que perder tiempo en salir a comprar la tinta de la impresora, disquetes, CD o material de papelería en general. Conviene contar con todos los suministros necesarios para no perder tiempo durante la jornada laboral.
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- Imagen: April - -
Recortar gastos en conectividad. Las nuevas tecnologías no sólo ayudan a recortar costes, sino que además permiten trabajar de una forma mucho más eficiente y productiva. Por ello, no es una buena idea querer ahorrar en conceptos como banda ancha, aplicaciones de colaboración on line y, en general, en las herramientas que facilitan y ayudan a realizar el trabajo.
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Trabajar sin un plan TIC preestablecido. En un entorno de trabajo virtual, hay que conocer y dominar las posibilidades de las tecnologías. Algunos profesionales trabajan con Mac, otros con un PC, una BlackBerry o un iPhone. Deben conocerse las posibilidades y elegir la solución que se integre de la forma más natural con las necesidades concretas de trabajo.
Saludos,
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