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Sobre el rol de las Universidades y la Responsabilidad Social
23 Marzo 2010
Por definición las universidades cumplen con un rol social fundamental y en este sentido, no suelen reflexionar sobre su responsabilidad con la sociedad más allá de su función como transmisoras y generadoras de conocimiento.
Sin embargo, es un hecho que las universidades son y deben ser uno de los principales agentes de transformación social no sólo a través de la educación que ofrecen sino también a través de la participación activa en la atención y solución de problemáticas sociales.
Tradicionalmente las universidades han sido organizaciones centradas en sí mismas, son una de las instituciones sociales más antiguas y por lo tanto, no están acostumbradas a pensar en función de sus grupos de interés. De hecho, aunque suene paradójico es bastante reciente que las universidades hayan empezado a preocuparse por sus estudiantes en el sentido de si están siendo bien preparados para enfrentar los retos del mercado laboral y si tienen las competencias necesarias para ello.
Estas instituciones que datan de la Edad Media, solían estar enfocadas en su propio desarrollo, en acumular conocimientos a través de grandes acervos bibliotecarios y de docentes eruditos. Solían ser elitistas porque se consideraba el conocimiento como un bien al que sólo podían acceder unos cuantos.
En la actual sociedad del conocimiento las universidades han dejado de ser la única fuente de saber y han tenido que replantear su papel en la sociedad, esto las ha llevado a volverse más cercanas a su razón de ser que son los estudiantes y de ahí su interés por conocer mejor las necesidades de la sociedad a la que entregan su producto final que son los profesionistas. Por ejemplo, es relativamente reciente que las universidades revisen las condiciones sociodemográficas de la población a la que sirven para identificar y ofrecer los programas de estudio más pertinentes para dicha sociedad.
Sin embargo, en términos de responsabilidad social las universidades tienden a sentirse satisfechas porque educar es en sí misma una función social primordial. Si bien es cierto que la educación es el motor más poderoso del desarrollo social, también es cierto que las instituciones académicas pueden y deben ir más lejos.
Por ejemplo, las universidades no suelen tener un diagnóstico del impacto que sus actividades producen en el medio ambiente, sencillamente porque no se ven a sí mismas como un agente contaminante, sin embargo, si bien no generan el mismo impacto que la industria es un hecho que cualquier actividad humana produce presiones sobre el medio ambiente que deben ser identificadas y mitigadas.
Así pues, las universidades deben medir la cantidad de energía y agua que consumen, los deshechos que generan y conocer las emisiones que produce su parque vehicular para desarrollar planes de corto, mediano y largo plazo orientados a mitigar dichos impactos.
Es obvio que en el tema ambiental las universidades juegan un rol fundamental a través de sus áreas de investigación en donde se desarrollan muchas de las alternativas para generar energías limpias o reparar daños ambientales, también es cierto que la transmisión de estos conocimientos y de una cultura ecológica también forma parte de la tarea que realizan las instituciones educativas desde hace años pero definitivamente esto no excluye que estas organizaciones tengan el deber de evaluar y actuar para mitigar sus propios
impactos.
De igual manera sucede con el rol social de las universidades, especialmente las privadas, que deben ir más allá de la producción de conocimientos útiles para la sociedad y de la formación de ciudadanos útiles para el desarrollo de ésta. Su participación tiene que estar orientada también a movilizar los enormes recursos humanos con que cuentan (colaboradores, docentes, estudiantes) para apoyar a grupos sociales desprotegidos a través de actividades educativas, culturales e incluso asistenciales.
El servicio social por ejemplo, es una poderosa herramienta para fortalecer la participación de los estudiantes y sin embargo, se ha convertido más en un requisito burocrático que en una estrategia para formar de manera más integral a los alumnos y para que se involucren y contribuyan en la solución de problemas sociales.
Como organizaciones humanas complejas, las universidades también tienen la responsabilidad de velar por la calidad de vida de sus integrantes, asegurarse no sólo de contar con instalaciones adecuadas para el desempeño de sus funciones sino también garantizar un ambiente armónico y una sana competencia para fomentar el desarrollo profesional de sus docentes y colaboradores.
Y ni qué decir del ámbito de la ética y la institucionalización. Es más que claro que las universidades deben combatir con todas sus fuerzas cualquier acto de corrupción, que la transparencia debe ser el eje rector de todas sus actividades y que el respeto por la diversidad de ideas y expresiones tiene que garantizarse por encima de todo en los ambientes universitarios.
En los últimos años se ha venido hablando mucho de la responsabilidad social de las empresas y del rol que juegan más allá de la creación de riqueza. Este tema ha evolucionado lo suficiente para que las demás instituciones entren en la discusión y hagan una profunda reflexión del rol que juegan en el desarrollo de la sociedad más allá de sus contribuciones tradicionales. Los retos del mundo actual así lo demandan.
Por: Mtra. Sophie Anaya Levesque
Dir. de Comunicación y Relaciones Públicas
Laureate - México y Centroamérica
Saludos,
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