Las exportaciones de vino chileno al mercado ruso han crecido desde US$97.000 en 1998 a US$43 millones el año pasado, elevando la presencia nacional en tal país desde 3,9% en 2006 a 5,1% en 2007.
De acuerdo a cifras de ProChile, un ascenso desde el séptimo al sexto lugar en los últimos dos ejercicios se sustenta en envíos cuya expansión ha sido de 31% en volumen físico y de 65% en valor durante los años descritos; con dinámicas interesantes en todas las glosas, salvo espumantes.
La conquista de este rubro a este exigente destino comenzó recién en 1996 con el ingreso de los primeros vinos de la Viña Concha y Toro; actualmente, en tanto, cerca de 50 viñas domésticas se han sumado a la campaña.
Tal avance ha dado cuenta asimismo de cambios sustanciales en términos de geografía de los embarques, amén de movimientos de líderes tradicionales, algunos de los cuales mejoraron sus posiciones. Entre estos, ciertamente España ha sido protagonista, incluso, calificándose como la "sorpresa de 2006", aunque al ejercicio siguiente el desempeño no fue tan exitoso, conforme naciones como Bulgaria, Argentina y Chile lograron posicionarse notoriamente.
Conviene considerar, en particular, que los vinos embotellados en el mercado de análisis han experimentado una evolución distinguida, elevando sus ventas en un 63% en volumen y en 83% en valor; siendo mucho más representativo en el lapso 2005-2006.
Operadores
Para quien pretenda iniciar su negocio por estas tierras, es indispensable comprender el esquema a nivel de operadores. Según la repartición estatal en Moscú, las importaciones de vino a Rusia están manejadas por un grupos de grandes compañías, las que se dedican a las adquisiciones directas desde Francia, Italia, Alemania, España, Africa del Sur, Estados Unidos y Chile, entre otras; vendiendo, a su vez, a mayoristas, supermercados y restaurantes a través de los departamentos de Horeca que forman parte de su estructura.
La mayoría de estos importadores tienen filiales en grandes ciudades en Rusia o agentes exclusivos en las regiones que permiten llevar el producto al consumidor final.
Competencia al vodka
Según fuentes oficiales de nuestro país, en el mercado ruso, el whisky, gin y ron comienzan a hacer una seria competencia al vodka en el segmento de bebidas fuertes importadas. Sólo como ejemplo, un estudio preparado en 2007 por el Centro de Investigaciones de mercado federal y regional de alcohol, las importaciones de whisky llegaron a 11,7 millones de litros, 160% más que en 2006; más que duplicándose su participación. El mismo reporte, en tanto, constató que el vino expuso un crecimiento de 10% entre 2005 y 2006, mientras que entre el primer y tercer trimestre de 2007, se observó un incremento del 93,2%.
Y es que las preferencias de consumo de los rusos están modificándose. En 2004, el vodka y licores ocupaban casi el 70% de las ventas internas, y el año pasado, estas cayeron al 54,4%, en virtud del avance de productos como el coñac (de 8,3% a 9,3%) y el vino (del 1,9% al 2,5%).
Los datos no deben ser obviados, al tratarse de un mercado que ha reaccionado a los cambios consignados. Sólo en Moscú, hay más de 30 boutiques de vino y más de 150 supermercados que lo comercializan. La agencia de marketing RBC, ha señalado que en los últimos ejercicios las ventas de vodka prácticamente se han estancado; mientras que el consumo per cápita de vino asciende a 8 litros, sobre todo, el tinto a razón del severo clima del país.
En ese sentido, los mostos fuertes, con buen cuerpo, son muy apetecidos durante los siete meses de intenso frío. No obstante, en la temporada primavera-verano se consume mucho vino blanco, incluso, compitiéndole a la champaña y espumantes en festividades como las de Año Nuevo.
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