Javier Farje BBC Mundo |
Carlos Marx es uno de los pensadores más controvertidos de occidente. |
Está, por supuesto, el argumento ideológico, la percepción de la injusticia y las desigualdades nacidas de la revolución industrial, y el trauma de las revueltas europeas de 1848.
El Manifiesto Comunista es considerado por muchos como una declaración de principios vital para entender los movimientos sociales que vinieron después.
Sus detractores, en cambio, lo ven hoy como un anacronismo ingenuo que se bate en retirada luego del colapso del bloque soviético, que, en teoría al menos, representaba la materialización de las ideas marxistas.
Enfermedad
Ahora resulta que las ideas de ese pensador alemán de origen judío tienen más bien un origen médico.
Según el doctor Sam Shuster, Carlos Marx sufría de un mal dermatológico: hidradenitis supurativa.
Shuster publica sus conclusiones en la revista British Journal of Dermatology.
Según esta teoría, se trata de un mal que afecta a las glándulas que producen el sudor en los seres humanos, principalmente en las axilas y la entrepierna.
La piel en las áreas afectadas muestra una mezcla de granos negros y forúnculos que supuran pus.
Shuster se basa en las cartas que escribió Marx entre 1860 y 1870.
El pensador vivió la mayor parte de su vida adulta en Londres, y es en su correspondencia con su amigo y mellizo ideológico, Friederich Engels, en la que el científico se basa para justificar sus conclusiones.
Cartas relevadoras
Marx describe las protuberancias de su piel enferma como "abscesos y granos".
San Shuster considera que la cosa tiene que ser muy grave, porque su mención es demasiado frecuente y la descripción que hace Marx de su enfermedad parece coincidir con la hidradenitis supurativa.
Marx recibió un tratamiento con arsénico y cataplasmas, pero los forúnculos no se curaron.
Fiel a su estoicismo filosófico, Marx prefirió darle a ese mal incómodo y doloroso una explicación más bien ideológica.
Tengo "unos carbúnculos verdaderamente proletarios" escribió el autor de El Capital.
"La piel es un vehículo de comunicación, y es por eso que sus desórdenes causan tantos efectos psicológicos, como la depresión, la falta de autoestima, el mal humor y (efectos) en el bienestar, además de odio y hartazgo", dice el profesor Shuster.
"Es fascinante descubrir que una figura tan influyente sufriera de hidradenitis, especialmente considerando la forma en que pudo afectar a su trabajo", dice Nina Goad, de la Asociación Británica de Dermatólogos.
Hay quienes considerarán, sin embargo, que sus teorías radicales y sus propuestas revolucionarias tiene mucho más que ver con el hecho de que las cosas andaban muy mal para los obreros del occidente industrializado.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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