Redacción BBC Mundo |
La reina Isabel II y su esposo el príncipe Felipe celebraron el 60º aniversario de su casamiento con una ceremonia religiosa en la que tuvo un papel protagónico su nieto, el príncipe Guillermo.
Los congregados para la ocasión rezaron plegarias y escucharon la lectura de Guillermo en la Abadía de Westminster, y luego el arzobispo de Canterbury bendijo a la reina y su marido pidiéndoles que "renovaran en sus corazones las promesas que se hicieron el uno al otro".
Entre los más de 2.000 asistentes se encontraban al menos 30 miembros de la familia real, y entre los invitados especiales, algunos de los coristas que cantaron en la ceremonia de 1947.
También estuvieron presentes otros 10 matrimonios que se casaron aquel mismo día.
Participaron también en la ceremonia el primer ministro británico Gordon Brown, y sus predecesores en el cargo John Major y la baronesa Margaret Thatcher.
"Presionados"
La reina Isabel II es la primera monarca británica que festeja sus bodas de diamante.
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, dijo en su homilía que todo matrimonio es por definición un acto público, pero señaló que "algunas parejas deben vivir más que otras bajo los reflectores continuos de la vida pública".
"Somos más concientes hoy en día de las presiones que eso conlleva", añadió.
"Pero también significa que podemos dar hoy gracias especiales por el carácter público del testimonio y el signo que constituye este matrimonio en particular, y por lo que ha significado para la nación y para la Mancomunidad Británica de Naciones", dijo.
En el escaparate
Durante la ceremonia, los asistentes fueron invitados a orar por "su majestad y su alteza real, por su vida juntos, como marido y mujer".
El príncipe Guillermo leyó un pasaje del evangelio de San Juan, donde se dice: "Amémonos los unos a los otros, porque todo amor proviene de Dios".
La actriz Judi Dench leyó por su parte el poema Boda de Diamantes, escrito especialmente para la fecha por Andrew Motion, Poeta Laureado de Inglaterra.
Uno de los versos dice que la de la reina y el príncipe fue "una vida que nos resulta lejana, porque se le exigió que cada día, cada actividad estuviera a la vista".
El mismo salmo
Como en 1947, el coro de la Abadía entonó el salmo 67, "Dios nos sea misericordioso y nos bendiga".
También como aquella vez se escuchó el himno "El Señor es mi pastor", que eligió la entonces princesa especialmente para su boda.
Representantes de distintos credos -entre ellos clérigos islámicos, judíos, budistas, hindúes y sikh- ingresaron en procesión.
Al final de la ceremonia, Isabel II y Felipe se retiraron por el pasillo central y se detuvieron especialmente para saludar a otros matrimonios octogenarios que festejaban su 60º aniversario.
De regreso a Malta
El verdadero aniversario de la reina y su esposo es el martes. Ese día ambos viajarán a Malta, donde vivieron hace décadas cuando jóvenes recién casados, puesto que el príncipe estaba destacado en la isla como oficial del la Marina.
La boda de 1947 es recordada como un evento de "felicidad absoluta" tras la Segunda Guerra Mundial.
El joven matrimonio recibió entonces regalos de todas partes del mundo, incluyendo un caballo, 500 latas de piña, y 131 pares de medias de nylon... un bien muy preciado en la posguerra.
Sin embargo, el periodista de la BBC especializado en la Corona, Peter Hunt, recuerda que fue el regalo de Mahatma Gandhi el que mereció una mirada de desaprobación de parte de la abuela de Isabel II.
La reina María dijo a una amiga que el tejido de encaje hecho a mano era "poco delicado". Había confundido la carpetilla que cubría la bandeja con las vestiduras del líder indio.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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