Posted: 23 Aug 2007 07:37 PM CDT
El anuncio del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de utilizar la castración química en los casos de pederastas reincidentes, ha dado mucho que hablar.
En algunos países europeos ha originado intensos debates entre los que apoyan la decisión y sus detractores, incluso existen propuestas políticas para copiar dicha medida.
Con todo, la polémica de la castración química está en la calle. Es un tema del que todo el mundo habla o ha oído hablar y, en el que la mayoría, toma una posición, a favor o en contra. Sin embargo, pocos conocen con exactitud que significa el término y cómo se lleva a cabo el procedimiento.
A lo largo de la historia existen muchos ejemplos en los que, por motivos sociales o religiosos, se castraba a hombres y niños: para simbolizar el poderío militar, para aumentar el valor comercial de los esclavos, para proteger a esposas y concubinas de sus guardianes, para dulcificar la voz de los niños cantores de los coros de las capillas, etc.
Sin embargo, la castración, entendida como extirpación de los testículos, ha tenido y tiene consecuencias nefastas. La falta de asepsia y la brutalidad de algunas castraciones, acaba frecuentemente con la vida del castrado. Por otra parte, la castración quirúrgica controlada, que garantiza la vida y la salud, provoca en la persona intervenida graves daños psicológicos derivados de la pérdida física de los genitales.
Así, aparece la castración química, ideada como un procedimiento moderno y alternativo de castración: limpio, sin dolor y en el que las consecuencias físicas y psicológicas se minimizan. Cabe decir que, en un principio, la castración química fue diseñada para el tratamiento del cáncer de próstata avanzado.
El proceso consiste básicamente en inyectar Depo Provera al paciente, una droga que bloquea la producción de testosterona en los testículos e inhabilita el deseo sexual masculino durante un periodo de aproximadamente seis meses. El fármaco actúa en el cerebro del individuo, en la glándula hipófisis, inhibiendo la producción de la hormona masculina.
La Depo Provera es un medicamento similar a la progesterona, una hormona que los ovarios producen regularmente como parte del ciclo menstrual. Se trata de una progesterona sintética, cuyo nombre químico es acetato de medroxiprogesterona, utilizada por muchas mujeres como método de control de la fertilidad o de regulación hormonal.
Los efectos de la Depo Provera inyectada en un hombre son de tres tipos: disminuye la intensidad y frecuencia de los impulsos sexuales, impide la irrigación de sangre al pene evitando la erección e imposibilita la obtención del orgasmo y la eyaculación. Para asegurar la efectividad de la castración química, debe repetirse la dosis cada seis meses. En caso contrario, el deseo sexual y sus manifestaciones físicas reaparecen.
Se han realizado, además, experiencias de castración química con otros fármacos como el acetato de ciproterona, que se presenta en forma de tabletas las cuales deben consumirse diariamente, o el inyectable leuprorelina, también conocido como acetato de leuprolide. Sus características y efectos son similares a los de la Depo Provera.
La castración química presenta algunos efectos secundarios, más allá de los cambios que pueda perseguir, como pueden ser: la disminución y pérdida de vello facial y corporal, una redistribución de grasa en el cuerpo y el desarrollo de las características femeninas de la persona.
Vía | El Periódico
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Rodrigo González Fernández
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