Max Seitz BBC Mundo, Santiago de Chile |
Familiares, ex autoridades del régimen militar y simpatizantes de Augusto Pinochet se han acercado a la sede de la Escuela Militar, en Santiago, para despedir el cuerpo del ex gobernante militar de Chile.
Pinochet, quien estuvo en el poder por 17 años, murió el domingo a los 91 años. Sobre él pesaban acusaciones de violaciones de los derechos humanos y fraude financiero.
El féretro del ex general, que se encuentra en el hall central de la Escuela Militar, es custodiado por cuatro cadetes. Está descubierto para ver el rostro pálido de Pinochet, y sobre la parte inferior se ha colocado la bandera chilena y el traje de gala del ex comandante en jefe del ejército, incluyendo su sable.
Cientos de seguidores acongojados han desfilado frente a Pinochet y rezado por él desde la mañana.
Este lunes ha sido un día de responsos fúnebres y misas en la Escuela Militar, en cuyo interior ha predominado el silencio, aunque de cuando en cuando estallaban cantos y "vivas" al fallecido.
La esposa de Pinochet, Lucía Hiriart, se mostró emocionada mientras su hijo Augusto Pinochet (h) recibía el pésame de los asistentes. Por la capilla ardiente pasaron los comandantes de las tres fuerzas armadas y el director de Carabineros, entre otros.
La misa de exequias se realizará el martes a las 11:00 (14:00 GMT) y a su término el ex gobernante de facto recibirá los honores fúnebres correspondientes a un ex jefe del ejército.
Algunas versiones señalaban que inmediatamente después un helicóptero transportaría los restos de Pinochet al cementerio Parque del Recuerdo, donde será cremado, pero no ha habido un anuncio público al respecto.
"Tengo memoria"
Afuera de la Escuela Militar, miles de seguidores de Pinochet aguardaban estoicamente, bajo el fuerte sol de Santiago, su turno para entrar a la capilla ardiente. Con banderas chilenas y fotografías del fallecido, coreaban consignas a favor del ex general.
"¡Chi, Chi, Chi, le, le, le. Viva Chile, Pinochet!", gritaban al unísono.
Algunos atacaban verbalmente al gobierno por la decisión la presidenta Michelle Bachelet de no decretar duelo oficial ni honores de Estado para el ex gobernante militar.
Bachelet defendió este lunes su decisión afirmando: "Tengo memoria, creo en la verdad y aspiro a la justicia".
Al momento de morir, Pinochet enfrentaba numerosas querellas y procesos judiciales. A las causas por violaciones a los derechos humanos se sumaba el procesamiento por millonarias cuentas bancarias que se le descubrieron en el exterior.
Bernardo Norambuena, un seguidor de Pinochet que hacía fila para entrar a la Escuela Militar, comentó a BBC Mundo: "Bachelet debería haber sido más señora, un poco más sensible".
"Tendría que haber decretado duelo nacional porque estamos hablando de alguien que fue presidente, alguien a quien le debemos como vivimos hoy en día. Ella le ha fallado a Chile y demuestra el odio contra la gente libre de este país".
A su lado, Patricia Sholber, envuelta en una bandera chilena, expresó: "Estoy muy triste porque se ha ido lo más grande de esta nación y por el funeral que se le va a hacer. Deberíamos despedirlo como se merece".
Además de desestimar el funeral de Estado, la presidenta Bachelet sólo autorizó banderas a media asta en los recintos del ejército.
Enojo
Algunos seguidores de Pinochet, enojados por la demora en ingresar a la Escuela Militar, atacaban verbalmente a la prensa. "Ustedes son unos mentirosos; digan la verdad o vuelvan a su país", gritaron a un grupo de periodistas -entre los que estaba este cronista- mientras entraban a la sede castrense.
No obstante, el clima parecía menos efervescente que el del domingo, cuando frente al palacio de La Moneda se produjeron enfrentamientos entre la policía y manifestantes que celebraban el deceso de Pinochet.
La muerte del ex general se produjo en el Hospital Militar de Santiago en el cumpleaños de su esposa y en el Día de los Derechos Humanos.
El traslado del cuerpo desde el sanatorio se realizó en la madrugada de este lunes con una fuerte custodia, para evitar intentos de profanar el cadáver por parte de opositores a Pinochet.
Esto decepcionó a los miles de simpatizantes que se habían congregado frente al Hospital Militar para manifestar su respaldo a la familia del ex gobernante de facto.
Según los observadores, si bien grupos de seguidores y detractores de Pinochet han vivido estas jornadas intensamente, muchos chilenos siguen adelante con sus vidas.
Para ellos ha finalizado una etapa en la historia del país y ahora hay que mirar hacia adelante.
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