07.12.06 - CHILE |
Adital - La Concertación de Partidos por la Democracia, afronta uno de sus momentos más críticos, tras 16 años de gobierno. La serie de denuncias de hechos de corrupción, destinados no sólo al enriquecimiento de particulares y operadores políticos, sino que al financiamiento de campañas políticas, han puesto en duda, incluso, la continuidad de este conglomerado.Las denuncias por los hechos de corrupción de ChileDeportes, con el trasfondo que todo ello sirvió para el enriquecimiento personal y el financiamiento de campañas políticas, ha despertado a una coalición de gobierno, que parece comprender que debe mudar su forma de hacer política, so pena de morir. Esta constatación fue transmitida a nuestra revista por numerosos militantes de los partidos de gobierno, que sotto voce suelen hacer un mea culpa de actividades, que dejaron de lindar con objetivos "políticos" para transformarse, lisa y llanamente, en actos delictuales, con funcionarios públicos procesados, un terremoto grado diez al interior de la Concertación y un escenario político que tiene entre las cuerdas al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
TODOS LOS TRAPITOS AL SOL
La primera mandataria decidió crear una comisión especial pro transparencia y probidad que entregó 30 medidas destinadas a combatir la corrupción. Tanto Bachelet como el ex presidente Lagos - fustigado fuertemente desde la derecha - reafirmaron la vigencia de la Concertación, en medio de la crisis interna originada por las irregularidades y denuncias cruzadas a raíz del escándalo en ChileDeportes. Este organismos se une así, a la larga lista de casos de corrupción vividos en democracia y que han involucrado a la Oficina Nacional de Emergencia, el Ministerio de Obras Públicas, la Dirección General de Deportes y Recreación (antecedente legal de ChileDeporte), Codelco y sus operaciones de futuro, las Casas COPEVA, la falsificación de certificados de revisión técnica entre otros, que mostraron la otra cara de aquellos que antaño, denunciaron los casos de corrupción cometidos por la Dictadura Militar.
Frente a las pruebas indesmentibles, que dan cuenta de una sistemática conducta de defraudar al Estado, por parte de empresas y funcionarios del aparato público, la Concertación se enfrenta a su más severa crisis en 16 años de gobierno, en áreas que sobrepasan lo éticamente aceptable y que ponen en duda la existencia misma del conglomerado oficialista. Para el sociólogo Manuel Guerrero "esta corrupción sistemática evidencia que tenemos una democracia débil, timorata. No hemos sido capaces de construir una sociedad que ponga límites, no sólo a las violaciones de los derechos humanos de la dictadura militar y civil de derecha, sino a la lógica del saqueo que también la caracterizó. Podremos apelar a que la corrupción forma parte de la lógica de la economía neoliberal, que el capitalismo es intrínsecamente perverso, que los mandos medios son tales por cuales, pero dichos enunciados de ser ciertos, sólo vienen a afirmar lo que precisamente no hemos sido capaces de cambiar "
En un reciente estudio de la organización Transparencia Internacional nuestro país aparece en el lugar Nº 20 entre 90 países, en temas referidos a la honestidad en el trabajo público. Dicha ubicación, que a ojos de un analista internacional puede parecer sorprendente y exitoso, en el actual marco político y social chileno, aparece como una mera ficción. Se ha comenzado a imponer el concepto y práctica del clientelismo político, que para el profesor del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Católica, Alfredo Rehren constituye uno de los grandes males de la política actual ya que "este clientelismo exige acceso a empleos para la coalición gobernante y la capacidad de distribuir fondos estatales. Por ello el partido clientelista podría oponerse a reformar el Estado". Esto puede explicar el nulo avance no sólo de los partidos gobernantes, sino también de la oposición, de reformar una de las grandes taras de la democracia chilena: la constitución del año 1980 y los hace debatirse interesadamente en la conducta del gatopardismo político
Una amplia mayoría de los chilenos tienen ya una pésima impresión de los políticos y reconocen que la corrupción se ha instalado en el gobierno y en no pocas instituciones del Estado. "Esta idea, afirma el periodista y Premio Nacional de Periodismo José Pablo Cárdenas, contrasta con la magnífica ubicación que recibe el país como uno de los más probos de América Latina y del mundo, a pesar de la gran cantidad de denuncias y procesos judiciales por malversación de caudales públicos, licitaciones "arregladas", obras viales y viviendas populares que no resisten siquiera el primer invierno. Desde que se reanudaron las elecciones periódicas, en 1989, se asume que los gastos de campaña exceden todos los límites de la ley y de la razón, al extremo que llegan al cohecho y a la abierta presión de los empresarios por cobrar sus "inversiones" en la política"
Consultado por Ercilla, el diputado Jorge Tarud del PPD - partido que está en el centro de la polémica - señala que los hechos de corrupción muestran una pérdida del espíritu que animo los primeros años de la Concertación "eso es lo que hay que recuperar: la limpieza en el actuar, la diferencia moral con aquellos que apoyaron y se enriquecieron con la dictadura. El gran problema, que ha quedado al desnudo con el caso ChileDeporte es que hay personajes que se aferran al poder, que han entrado en una competencia feroz con sus propios socios concertacionistas y que a inicios del gobierno de Bachelet creen que ya están en las presidenciales 2010. Efectivamente, tenemos casos de corrupción verdaderamente asquerosos, que deben tener las más drásticas sanciones. Ello, a no equivocarse, más que desunir nuestra acción nos dará fuerza para resistir este difícil momento con fuerza, con honestidad y sobre todo con valentía, que aquello que no nos mata nos fortalece"
Para Tarud "Los hechos de corrupción tienen claros culpables: esta legión de operadores políticos, puestos en el aparato estatal por algunos de mis colegas, que no sólo han ejecutado tareas para sus mentores, sino que han lucrado de ello. Gentes carentes de cualquier principio, verdaderos mercenarios. Eso hay que depurarlo, extirparlo de raíz, todos ellos a la calle si contemplaciones y luego, tirar líneas claras para saber para qué estamos concertados, qué objetivos tenemos. En esta tarea debemos exigir un liderazgo fuerte y efectivo de los líderes de los partidos de la Concertación. Sin duda, no es una labor fácil pues, con justa razón, la gente está indignada, desconfía de nosotros al ver que personajes enquistados en el aparto estatal se ha enriquecido defraudando al Estado y la confianza de aquellos que votaron por nosotros. Tengo la esperanza de revertir esta mala imagen pero para ello tenemos que ser firmes contra los corruptos, sacarlos del gobierno, de la labores del Estado y a aquellos parlamentarios responsables de sostener a estos operadores exigirles que, como primera medida ética, que no vayan a la reelección, sino, serán los propios electores los que se tomarán revancha"
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