El congreso de bioética rechaza la distinción entre personas nacidas y por nacer
ABC
CÓRDOBA. El IV Congreso Internacional de Bioética se clausuró ayer en Córdoba con una llamada en contra de la «distinción discriminatoria entre los seres humanos ya nacidos y los todavía por nacer». «Se trata de una de las últimas fronteras en la conquista progresiva del respeto de la dignidad humana», según rezan las conclusiones del encuentro.
Esto es algo que viene como consecuencia de la «paulatina degradación del ser humano, que ha llevado a muchos a la conclusión de que no se trata más que de un mamífero algo superior a los demás seres vivos», cuando la realidad, según se ha afirmado en el congreso, es que «todo ser humano es más parecido a Dios que al mono».
En las conclusiones se insistió en el rechazo a la investigación con células embrionarias, pero también se alude a que «el verdadero sentido del bien común ensancha sus horizontes también más allá de las fronteras nacionales». Por eso afirma que «se ha de favorecer el progreso médico en los países en vías de desarrollo, sin imponerles políticas sanitarias contrarias a sus culturas y a sus verdaderas necesidades».
El debate se centró además en hablar del bien común, que no es «sino el conjunto de condiciones sociales, culturales y estructurales que favorecen la realización y el perfeccionamiento de cada una de las personas que forman parte de la comunidad», y que no está sujeto, según se insistió, al relativismo.
RODRIGO GONZALEZ FERNADEZ
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